Ya llevo tres días de retraso, hoy es miércoles y el plan/compromiso era escribir una entrada en el blog los domingos. Ese compromiso tenía opción, si no lo escribía el domingo, hacerlo a lo largo de la semana. A veces los domingos se complican, así que aquí estoy.
Si no
lo escribo probablemente la mayoría ni lo notéis, estáis demasiado ocupados con
vuestras cosas como para prestar demasiada atención a un texto más. El que más
lo iba a notar iba a ser yo.
Cuando
alguien me dice que va a hacer algo y no lo hace pierde mi confianza. La gana
cuando hace lo que dice, cuando es coherente. Además, gana mi estima y
admiración. No todo el mundo es capaz de hacer lo que dice, algunas veces
porque mienten y las más de las veces porque se despistan.
Pues
lo mismo sucede conmigo mismo. Si cumplo lo que digo que voy a hacer, gano en
autoconfianza, gano en autoestima. Cuando no cumplo con mi plan, la
autoconfianza y la autoestima bajan.
La autoconfianza y la autoestima dan felicidad |
Me he
encontrado gente que no quiere hacer planes porque está convencida de que es
incapaz de cumplirlo. De tanto no cumplir tienen la autoestima dañada y no la
quieren dañar más. Es posible que tiendan a ser demasiado ambiciosos en el
plan, metiendo demasiadas cosas. No cumplir con nosotros mismos nos hace daño.
Lo primero, aprender a planificar adecuadamente.
Por mi
parte trato de seguir el plan, si está bien hecho me pone las cosas más
fáciles. También soy flexible cuando aparecen nuevas realidades, a veces es
bueno cambiar el plan, no está escrito en piedra (mejor usar un lápiz para
poder replanificar).
Además,
cuando cumplo con el plan, cuando consigo el objetivo, eso me da un chute de
energía y me ayuda para el siguiente plan, para el siguiente objetivo. Si me
fallo a mi mismo, si me decepciono, pierdo energía.
Los
ejemplos son múltiples. Ayer quería hacer bicicleta estática, ese era el plan.
Estaba cansado, me daba mucha pereza y tenía a mi lado a mi hijo Juan, que ya
es un experto en gestión del tiempo (sabe mucho, aunque aplica menos). El caso
es que Juan me aconsejaba dejarlo, tampoco era tan importante.
Escuchar
a Juan me ayudo a ponerme. No solo por mi autoconfianza, también por él. Quería
que viese que, aunque a veces nos cuesta hacer lo que nos conviene, conviene
hacerlo, porque nos conviene. Repito lo de conviene varias veces para que quede
claro.
Así
que conseguí hacer bicicleta, aunque deje la entrada del blog para hoy. Espero
que algún día que Juan tenga pereza pueda encontrarse con estas líneas y vencer
la barrera de la pereza, haciendo lo que le conviene.
Si quieres
ver cuando publico una nueva entrada puedes seguirme en LinkedIn. Pulsa aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario