miércoles, 22 de octubre de 2014

¿Sabes decir "NO"? ¿Te respetas?

Desde pequeñitos nos enseñan a decir “SI” incluso cuando no nos apetece. ¡Anda cariño dale un beso a esa señora! Y el niño da ese beso que no le apetece. Aprendemos a ceder.

Cuando crecemos y nos preguntan ¿tienes un minuto? ¡Cómo vamos a decir que no! Tenemos un montón, y ese minuto se convierte en media hora. Decir que “NO” nos parece una falta de respeto por los demás, es no tenerles en consideración.

Muchos, hablando de saber decir que “no” me han dicho ¡a que a ti no te gusta que te digan que no! Estoy de acuerdo, no me gusta, pero lo respeto y lo acepto. Respetar y considerar a los demás incluye aceptar las negativas.

¿Qué sucede cuando SIEMPRE decimos que “SI”? Si nos sobra mucho tiempo no pasa nada, tenemos abundancia para hacerlo todo, lo que no suele ser el caso. Nos buscarán en futuras ocasiones, siempre decimos SI.

Cuando decimos “SI” a una petición-propuesta estamos diciendo “NO” a otras cosas, es el coste de oportunidad, lo que no hacemos por hacer algo. Podemos estar dejando de hacer cosas que son importantes para nosotros. Cuando no decimos “no” a lo urgente se lo podemos estar diciendo a lo importante

La mejor forma de encontrar fuerza para decir “NO” es conocer que es lo importante, a qué estamos diciendo “NO” cuando decimos “SI”: A estar con nuestros hijos, a ver esa puesta de sol que para otro no es importante y para nosotros sí, a visitar al abuelo, a dormir lo suficiente, a hacer ejercicio regularmente… Cada uno decimos “NO” a diferentes cosas cuando decimos “SI” ¿Cuáles son las tuyas?

Puedes decir “NO” y seguir respetando al otro; trabajando la asertividad, diciendo lo que piensas, lo que sientes, lo que necesitas, sin ser agresivo, sin ser ofensivo, con cariño. De esta forma respetas al otro y te respetas a ti mismo. Si sabemos qué es lo importante sabremos decir no a muchas distracciones sin perder la sonrisa.

Algunas razones para decir “NO”:
  • No cuenta lo que empiezas, cuenta lo que acabas.
  • Haz menos cosas al año de modo que las acabes.
  • Decir “No” ahora permite decir “Si” después a otras cosas. Te deja tiempo para ser flexible.
  • Decir “No” pronto hace todo más fácil que si lo dices después. Cuando te has comprometido a algo cómo te vas a echar atrás



Tampoco la cuestión está en decir “NO” siempre, vivimos en sociedad, nos ayudamos, nos aportamos mutuamente y disfrutamos de la interacción, nos gusta apoyar al otro. Cada uno debe encontrar su equilibrio entre la consideración a los demás (decir SI) y el respeto por nosotros mismos, teniendo el coraje de decir NO. Las relaciones en las que ganamos todos se construyen desde este doble respeto.



Es un ejercicio de consciencia saber cuándo decir “SI” y cuándo decir “NO”. Si te cuesta decir no practica, prueba a decir no una vez al día a algo a lo que sueles decir si de forma automática y comprueba que pasa. Igual no es para tanto.



Aunque tengamos mucho trabajo no tiene porqué ser malo decir “SI” a un café y a una buena conversación, en el equilibrio está la virtud. Que el tiempo te permita disfrutar de tus sís y tus nos.

domingo, 5 de octubre de 2014

Los tres grandes: dormir, comer y hacer ejercicio

Este es un post de domingo ¿Cómo estás de energía? ¿Has cargado las pilas durante el fin de semana? ¿Has descansado o te has cansado?  Dicen que al crear el mundo Dios descanso al séptimo día.

Estamos en el mundo de la prisa y cómo tenemos tanta prisa no paramos ni el domingo, pero ¿Sabemos a dónde vamos? ¿Sabes a dónde vas? Hacemos nada a toda velocidad ¿Cuántos días te ha pasado que al ir a la cama estás agotado y no sabes qué has hecho? Nada a toda prisa.

Puede que sea momento de frenar, de observar, de reflexionar. Quizá sea momento de vivir más despacio y disfrutar más de las cosas. Puede que vayamos más despacio y hagamos más, ya lo dice el dicho “Vísteme despacio que tengo prisa”

Volvamos a la pregunta inicial ¿Cómo estás de energía? Y podemos distinguir ¿Cómo estás de energía física? ¿De energía emocional? ¿De energía mental? ¿De energía espiritual?

Como queremos aprovechar el tiempo, vivir la vida, si no tenemos energía ¿De dónde viene la energía? Empecemos por la base, la energía física ¿Qué hace que nos sintamos bien físicamente? Y aquí encontramos los tres grandes: Dormir, comer y hacer ejercicio.

Emko Bos (Licensed under creative commons)

Primer grande: DORMIR. El día que no dormimos lo suficiente y mucho peor si habitualmente no dormimos lo suficiente, nos cuesta más hacer todo, no nos centramos, cometemos más errores. En ocasiones, para ganar tiempo, se nos recomienda levantarnos media hora antes, para ir media hora por delante. Y qué rápido se pierde esa media hora si el descanso es insuficiente. “A quien madruga Dios lo ayuda” y “No por mucho madrugar amanece más temprano” ¿Con cuál te quedas?

¿Cuánto tienes que dormir? Pues depende de cada uno. Tienes que empezar a escucharte y ver cuantas horas necesitas, a qué horas descansas más y si depende de lo que hagas durante el día. Las horas de sueño también tienen su componente de hábito y si estás acostumbrado a dormir mucho tu cuerpo se resiente si disminuyes el número de horas de sueño. Tendrás que darte tiempo si quieres cambiar de hábito.

Segundo grande: COMER ¿Qué tal comes? Al acabar de comer estás demasiado lleno. Dicen que nos tenemos que quedar con un poco de hambre. El cuerpo tarda en mandarnos la señal de que no necesita más y si mientras llega la señal seguimos comiendo, el resultado es que hemos comido demasiado, estamos llenos, nos entra sueño. Primer consejo: comer despacio; nos llenaremos menos mientras llega la señal. Segundo consejo: hacer cinco o seis comidas al día poco copiosas, así el cuerpo se repone a la vez que va gastando y tercer consejo: comer lo adecuado (de esto no vamos a escribir aquí porque hay biblias al respecto y seguro que sabes lo que te conviene – en otro post contaremos cómo conseguir la fuerza de voluntad).

Tercer grande: HACER EJERCICIO. Seguro que no hay que defenderlo mucho, nos gusta encontrarnos en forma. Si te cuesta hacer ejercicio es que quizá no has encontrado el que te gusta, te empeñas en correr y no te gusta o en nadar y te aburres. Busca el ejercicio que te guste: bailar, andar, ir en bici. Además haciendo ejercicio necesitarás dormir menos. Todo está conectado.

Si cuidamos los tres grandes: dormir, comer y hacer ejercicio; ellos nos llevan a encontrarnos mejor, estar de mejor humor y relacionarnos mejor con los demás (energía emocional), poder concentrarnos y pensar (energía mental) y a centrarnos en nuestro propósito (energía espiritual).

Si gestionas bien tu energía física es un buen comienzo, ya seguiremos profundizando en cómo potenciar el resto de energías. Si no lo gestionas bien nos llegará alguna enfermedad, igual no muy grave, como un buen catarro, una gripe… que nos harán parar, comer mejor o incluso hacer ejercicio. Espero que no necesitemos un susto mayor.

Escucha tu cuerpo, no siempre es fácil, él nos dice si ha dormido demasiado o poco, si ha comido demasiado o poco o si necesita algo más de ejercicio o nos estamos pasando.


Tenemos tiempo, no hay prisa, después de las 24 horas de hoy vendrán las de mañana. No vayamos tan rápido que se nos olvide disfrutar del camino.