miércoles, 30 de septiembre de 2015

Las oposiciones, una carrera de fondo

Las oposiciones son una carrera de fondo en la que no siempre se ve el final, las fechas no están siempre determinadas y van pasando los meses e incluso los años sin que aparezca la convocatoria.

Cuando la convocatoria se anuncia próxima o ya se plantean las fechas para las pruebas, todo el mundo se pone a correr. El que haya empezado a andar antes tendrá algo de ventaja.

Estamos en tiempo de oposiciones, muchos años con plazas congeladas y quizá las elecciones próximas animan a consolidar puestos de trabajo. Me tocan cerca las oposiciones de enfermería, así que este post va dedicado a las enfermeras y enfermeros, especialmente a quién me ha pedido que escriba un post sobre el tema.

Lo primero es conseguir buenos materiales para estudiar, tener claro el temario, aprender de los que ya han pasado por las oposiciones y ordenar el material. En muchos casos merece la pena invertir en comprar el material y apuntarse a unas clases que nos ayudan a mantener el ritmo.

Buscar el entorno de estudio adecuado, en casa preparar una buena mesa, con una silla adecuada y buena iluminación. Un atril puede prevenir dolores de espalda. Puedes establecer más de un sitio para satisfacer la necesidad de cambio, en ocasiones espacio compartido en una biblioteca donde sientes que no eres el único que está estudiando.

Planifica lo que vas a estudiar en los próximos meses, marcando donde tienes que haber llegado cada semana. Revisa semanalmente si cumples con los objetivos, tanto de avance en la materia como de horas previstas de estudio.

Para empezar coger ritmo de estudio diario, 6 días a la semana puede ser adecuado para descansar uno. Igual que si llevas tiempo sin correr al principio puede costar correr 7 minutos en poco tiempo podrás ir aumentando. Para ir entrenando la concentración puede venir bien la técnica Pomodoro explicada en un post anterior.

La clave suele ser la disciplina, también conocida como constancia o perseverancia. Las dificultades están ahí para distinguir a los que dicen que quieren de los que realmente quieren ¿Realmente quieres sacar la oposición? No te engañes y no te pongas excusas, cada día planificado hay que cumplirlo. Si pones la excusa “por un día no pasa nada” volverás a caer más días y se puede convertir en rutina el no cumplir contigo. Si algún día no te apetece ponerte emplea el truco de los cinco minutos, lo que suele costar más es empezar.

“La constancia es la madre del éxito”

Encuentra tu ritmo: Un buen ritmo puede ser 45 minutos de estudio y 10 de descanso durante 3 horas y media (sacas tres horas de estudio), un par de horas de descanso y repetir el proceso.

Estabilidad: estudiar a las mismas horas y a las mismas horas todos los días, coger una rutina-hábito de estudio hace más fácil avanzar. Esto es difícil para las enfermeras que trabajan a turnos y cada día es único. La recomendación es estabilidad según el turno, planificar las horas de estudio como parte del turno, además de planificar el descanso en el ciclo.

En el siguiente gráfico planteo un ejemplo de cómo ajustar el estudio para un turno de los llamados “anti-estrés”: dos mañanas, dos tardes, dos noches, salida de noche y tres días libres. Cada quién deberá ajustar el estudio a su turno de trabajo.
Ejemplo ajuste horas de estudio para oposición y trabajo a turnos
Busca un grupo de apoyo, más gente en tu misma situación, que te entienda y que tenga el mismo ritmo y tiempo que tú. Te ayudarán en los momentos duros, que los habrá.

Descansa adecuadamente, duerme lo suficiente, no te olvides de hacer ejercicio. Y simplifica tu vida, seguro que hay muchas cosas que pueden esperar, aunque no aparques las importantes. Puedes planificar un día de descanso en el ciclo y plantearlo como un premio si has cumplido el resto de los días.

Revisa si vas avanzando según lo previsto. Si no cumples lo planificado o las horas de estudio no cunden pregúntate porque para poder poner solución. Si cumples date algún pequeño premio, gominolas o chocolate puede ser suficiente.

Cree que puedes. Estudia para sacar la oposición, si no crees en ti el mundo no va a creer en ti. Si no crees que puedes aprobar no estudiarás con el mismo espíritu. Decía Henry Ford “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes estás en lo cierto”. Esta máxima se cumple en todos los ámbitos de la vida.

Un extra si tienes hijos, el más difícil todavía, buscar el apoyo de la pareja, demás familia y próximos. Los hijos también son una carrera de fondo y no vale con ir dando esprines, probablemente sacar la oposición adelante es algo bueno para ellos y para la pareja, ahí puedes encontrar motivación.


El trabajo constante se irá acumulando como los granos de arena de la playa y habrás hecho lo posible para el gran o fatídico día, suerte y disfruta por el camino. Aunque no se de bien siempre te quedará lo aprendido y tendrás un trecho avanzado para la próxima ocasión, aunque nunca se sabe cuándo pasará el próximo tren.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Si no sabes cuánto te va a llevar no puedes planificar

El futuro es ese momento indeterminado donde el tiempo deja de contar y nos va a dar para hacer todo, bien lo sabemos cuándo dejamos las cosas para ese más adelante que no llega nunca.

También puede pasar y yo tengo ejemplos cercanos, que dejemos muchas cosas para el sábado por la mañana: hacer deporte, llevar a los niños a la piscina, la compra, aprovechar para cortarnos el pelo, quedar con una amiga y preparar la comida para comer pronto. Además de aprovechar para levantarnos tarde y descansar de la dura semana.

Si no tenemos en cuenta cuánto tiempo nos va a llevar resulta que disponemos de cuatro horas escasas y planificamos actividades para las que necesitaríamos ocho en el mejor de los casos.

El resultado final es un enfado con nosotros mismos que sufren los demás, nos sentimos impotentes y no sabemos lo que ha pasado, alguien tiene que ser el responsable y pobre del que se cruce en nuestro camino (igual nos ha tocado ser víctimas de alguno de estos enfados pensando si yo no he hecho nada).
Desesperado por no hacer todo lo que tenía pensado hacer (de forma poco realista)
Sería más inteligente pensar porque no nos ha dado tiempo, para eso es útil pensar en el ciclo PDCA: Plan (trazar un plan), Do (hacer conforme a lo planificado), C (controlar si hemos hecho conforme a lo planificado y si hemos obtenido los resultados previstos) y A (Actuar para que las próximas ocasiones obtengamos mejores resultados).

Fijándonos en el control se pueden dar cuatro opciones conforme al plan según lo que hayamos hecho y los resultados obtenidos:

  1. Hemos hecho lo planificado y los resultados han sido los previstos: estupendo, lo podemos celebrar y sabemos que funciona.
  2. Hemos hecho lo planificado y no hemos obtenido los resultados previstos: tendremos que pensar que falla en el plan para actuar sobre ello y en la próxima ocasión tener mejores resultados.
  3. No hemos hecho lo planificado y no hemos obtenido los resultados previstos. Debemos preguntarnos porque no hemos hecho lo planificado, si hemos sido demasiado ambiciosos con todo lo que queríamos hacer o si tenemos poca fuerza de voluntad.
  4. Lo más difícil es que no hayamos hecho lo planificado y obtengamos los resultados previstos, lo que podemos considerar un milagro o seguramente alguien vele por nosotros, nos consiga esos resultados y no nos permita aprender del ciclo de mejora.

Al no cumplir con nuestro plan pagamos un gran impuesto, dejamos de confiar en la planificación y empezamos a pensar que planificar no sirve para nada, con lo que dejamos los planes o si los hacemos no confiamos en ellos.

Detrás de esa falta de confianza en los planes se esconde la falta de confianza en nosotros mismos, no creemos que seamos capaces de cumplir con nuestros planes, de cumplir con lo que decimos. Esto puede ser consciente o inconscientemente. Por el efecto pigmalion, se convierte en realidad, lo que creemos lo creamos. Cada vez que no cumplimos lo que planificamos pagamos con una disminución de la autoconfianza.

Además, si hacemos públicos nuestros planes y no cumplimos, los demás confiarán menos en nosotros, no creerán en lo que les decimos cuando prometemos que vamos a hacer algo.

Como hemos visto al no cumplir con los planes pagamos el impuesto de la pérdida de confianza en los futuros planes, en nosotros mismos y la disminución de la confianza que los demás depositan en nosotros.

La mayoría de las veces en que no cumplimos la planificación es porque no sabemos de lo que somos capaces o cuánto tiempo nos va a llevar, por eso para planificar es importante la auto-observación previa. Si no sabemos cuánto nos lleva difícilmente sabremos si nos va a dar tiempo.


El ciclo de mejora continua PDCA te puede ayudar a mejorar. Empieza en pequeño y cumple para crecer en autoconfianza que te llevará a logros mayores. No planifiques demasiado ni demasiado poco. Y obsérvate para saber cuánto te lleva.

viernes, 18 de septiembre de 2015

No te busques excusas, no te engañes a ti mismo

El primer paso para un buen aprovechamiento del tiempo es saber a dónde te encaminas, que es lo que quieres y trazar el plan para llegar allí. El plan supondrá actividades, cosas que hacer y después la tarea parece sencilla, ir recorriendo el camino que hemos trazado.

Eso que parece tan fácil, como por ejemplo cuando quieres perder peso o ponerte en forma la tarea consiste en hacer ejercicio, como puede ser salir a correr. La hora de la verdad, el momento de hacer, llega, y puede ser que te de pereza y finalmente no hagas lo que tenías planificado. Como no quieres tener cargo de conciencia te lo explicas a ti mismo: hoy estás muy ocupado y no hay tiempo, hace muy malo, todavía no has comprado las zapatillas…
A veces no puedes esperar al momento perfecto y te tienes que atrever a saltar
Foto de Haceme un 14 - Desafiando la realidad
Lo mismo aplica para otras muchas cosas: estudiar ese examen, leer cosas en inglés, escribir esa carta un poco comprometida, llamar a un cliente, sacar la basura, fregar los platos… Cosas que finalmente hacemos si no nos queda otro remedio o que olvidamos igual que olvidamos el objetivo (perder peso).

Cada uno tiene sus automatismos para evitar hacer. Como ejemplo si tienes que estudiar en casa igual te vas a la tele, visitas la nevera o te pones con una asignatura más sencilla. Si estamos en público nos buscamos otras alternativas para que parezca que hacemos algo útil. Y la mayoría de las veces lo hacemos de forma inconsciente, sin darnos cuenta, nos dejamos llevar.

En ocasiones incluso nos engañamos a nosotros mismos, sabemos que tenemos que ponernos con ese proyecto, que tenemos que hacer la declaración de la renta y nos ponemos a ordenar facturas, a limpiar la nevera o cualquier otra cosa de menor importancia. Y eso que es probable que nosotros mismos hayamos decidido que lo más importante era lo que no estamos haciendo.

Seguro que todos los lectores tienen la experiencia de haberse quedado en casa todo un sábado por la tarde para estudiar y en realidad no haber estudiado ni cinco minutos, entretenidos en cualquier cosa. Lo bueno que tenían los exámenes es que cualquier opción resultaba atractiva.

El primer paso es ser consciente de nuestros automatismos, cada uno tenemos los nuestros. Puede que cada vez que enciendes el ordenador para trabajar lo primero que hagas sea ir a una página que disfrutas en lugar de hacer lo que tenías pensado hacer cuando encendías el ordenador (a mí me pasa de vez en cuando).

Como es un automatismo te vas en automático. Un truco es descubrirte y darte un momento, cinco segundos, para decidir si te vas a dejar llevar en automático y hacerte consciente de a dónde te lleva el dejarte ir.

Seguramente muchas cosas las pospones porque te parecen complicadas y cuando finalmente las haces son más fáciles o llevan menos tiempo del que tenías previsto al principio.

Una clave es ir trabajando la fuerza de voluntad, la autodisciplina, el ser capaz de guiarte en el camino que quieres seguir. Empieza poco a poco, no puedes empezar por levantar 100Kg, empiezas por 5Kg y vas subiendo conforme los músculos acumulan más fuerza. La voluntad es igual, no puedes empezar por estudiar todos los días 5 horas, empieza por cinco minutos y antes de abandonar, de ni siquiera intentarlo, date cinco segundos para pensar si te compensa posponer la tarea una vez más.


No te engañes a ti mismo y te pongas excusas para no hacer lo que sabes que quieres-tienes que hacer. Tienes la capacidad de elegir lo que vas a hacer en cada momento.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Reserva un tiempo

Nunca encuentras un rato para ponerte con las facturas, con ese informe importante, para hacer ejercicio. No tienes un tiempo sin interrupciones para ese asunto que requiere una mínima concentración.

En algunas empresas se ha establecido la hora tranquila, una hora al día en el que no se envían correos ni se hacen llamadas (por tanto tampoco se reciben correos ni se reciben llamadas). Un tiempo para “trabajar” y lo pongo entre comillas porque no significa que el resto del tiempo no se trabaje, seguro que sí, es un tiempo para trabajar en eso que necesita un mínimo de concentración o continuidad.

Esa interrupción de un minuto puede ser muy perniciosa, por ejemplo si nos interrumpen en mitad de una lectura, aunque sólo sea un minuto, tendremos que releer algunas frases cómo poco para retomar el hilo. Y no sólo eso, hay veces que perdemos tanto el hilo que no nos volvemos  a poner (¡Ahora que había conseguido ponerme con esto, que además no me apetece, he encontrado la excusa perfecta para no continuar!).

“Recuperarse de una interrupción puede llevar más tiempo que la interrupción misma” (José María Acosta Vera).

Lo mismo puede pasar en casa, especialmente si tienes niños pequeños, quizá no encuentres el tiempo para hacer nada. Paco, un amigo al que admiro profundamente, trabajaba en casa con dos niñas de unos 3 y 6 años. Le pregunté cómo lo hacía y simplemente me dijo “Cierro la puerta”, sabía establecer límites mejor que yo, que también cerraba la puerta y me la abrían.
Foto de Alfredo Cofré - Reservado (¿demasiado tarde?)
Cómo en la foto no esperes a que sea demasiado tarde para reservar tu espacio, en la vida actual, no en la siguiente. Por tu cuenta puedes establecer momentos en los que no serás interrumpido o en los que hacer esas cosas que necesitan continuidad, es cuestión de aprender a establecer límites y ser capaz de decir “NO”.

Necesita su equilibrio, no puedes decir “NO” siempre. Igual que estableces esas horas para no ser interrumpido tiene que haber también tiempo para todas las actividades que requieren interacción. Buscar el equilibrio entre tiempo “tranquilo” y tiempo “disponible”. Si coordinas un equipo es necesario que dediques tiempo a las personas, dependerá de tu tipo de trabajo cual es el equilibrio a buscar entre tiempo tranquilo y tiempo disponible.

Esto sirve también para cuando llevas trabajo a casa para el fin de semana, cuántos traen y llevan el ordenador de la oficina a casa para sólo pasearlo. A mí me pasaba cuando era estudiante y volvía a casa de mis padres algún fin de semana con los libros, puede que nunca los consiguiese abrir. Si quieres avanzar en algo, reserva el tiempo, esas dos horas o las que sean qué quieres dedicar, háblalo en casa y de las 48 horas del fin de semana podrás dedicar 2 horas a ese tema y 46 al resto. Yo todavía estoy aprendiendo, eso que la teoría la tengo clara.

Sirve también para hacer deporte, ¿En qué momento del día te vas a poner con ello? Reserva ese espacio ¿O que tiempo vas a dedicar al inglés? “Equilibrio entre tiempo disponible y tiempo reservado para tus cosas importantes”.


Eres tú quién decide que es lo importante para ti, respétate y resérvate tiempo, para ti seguro que eres importante (y si no lo eres deberías serlo), reserva tiempo para cuidarte y para hacer las cosas que importan (“que te importan”). Un posible indicador de lo que es importante es el tiempo que dedicas.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Busca de quien aprender

La vida tiende a repetirse más de lo que pensamos y sino veamos un texto atribuido a Sócrates hace más de 2.400 años:

“La juventud de ahora ama el lujo, tiene pésimos modales y desdeña la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren insulsas conversaciones al ejercicio. Son ahora los tiranos y no los siervos de sus hogares. Ya no se levantan cuando alguien entra en casa. No respetan a sus padres. Conversan entre sí cuando están en compañía de sus mayores. Devoran la comida y tiranizan a sus maestros” (atribuido a Sócrates).

Aunque Sócrates ya lo contó hace mucho seguro que este texto nos lo podríamos atribuir o se lo podríamos atribuir a alguno de nuestros mayores actuales, será que hay cosas que siempre funcionan de una manera muy similar.

Teniendo esto en cuenta, si ya sabes qué es lo que quieres, dónde quieres ir, tienes un fin en mente, es momento de preparar el camino, para lo que sería estupendo poder contar con alguien que ya ha conseguido lo que tú quieres, que ya ha recorrido el camino.
Busca quién te señale el camino. Foto de Txindoki
Si no tomas la dirección correcta te puedes encontrar trabajando muy duro en algo que no te lleva donde quieres. No hay nada tan inútil como hacer con mucho esfuerzo algo que no sirve para nada.

Si vas a ir de viaje a la India será bueno que te pongas en contacto con alguien que ya ha estado ahí, que va a menudo y mejor si sigue viviendo allí. Seguro que te puede dar buenas orientaciones.

Lo mismo sirve si eres estudiante de 2º de BACH y quieres ser médico traumatólogo. Seguramente sería bueno que hablases con los que ya están ejerciendo, te darían buenos consejos. También puedes hablar con los que están haciendo el camino y te llevan ventaja, los que ya están haciendo la carrera de medicina.

Si cuentas con los que ya han pasado por lo que tienes que pasar para llegar dónde quieres llegar el camino será más fácil, no te lo pongas difícil.

Puedes pensar que es complicado ponerse en contacto con quien quieres hablar, en nuestro ejemplo con un médico traumatólogo. Nos ponemos la excusa “¡no conozco a nadie!” “¡No conozco ningún médico!” Tienes dos vías para poder llegar a estar personas si no las conoces.

La primera conocidos comunes, la teoría de los seis gradosde separación nos dice cualquiera está conectado a cualquier otro del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. El mundo es un pañuelo. Puede ser que te resulte difícil llegar hasta un astronauta, llegar a un médico te va a resultar más fácil.

La segunda es romper la barrera de la vergüenza y preguntar, no tienes nada que perder y mucho que ganar. Llama a la puerta del médico y dile que te gustaría llegar dónde él está, que admiras su profesión, pregunta si tiene algún consejo o te puede dedicar 10 minutos. Casi seguro que te dedicará más tiempo. A las personas nos encanta ser admiradas y que escuchen nuestra historia, podemos aprender mucho de los que ya saben.

Lo mismo aplica para cualquier cosa que se te ocurra: ser bailarín, actriz, empresario, si quieres ir al Everest, escalar, cambiar de trabajo y montar un hotel pequeño en la playa o entrar en esa residencia de ancianos. Los que ya han pasado por ahí tienen mucho que enseñar y a las personas nos encanta enseñar, ayudar, sentirnos útiles y contribuir.

Busca al que ya tiene la experiencia, según el refrán “más sabe el diablo por viejo que por diablo” y que “quién no conoce la historia está condenado a repetirla”. Si no conocemos el camino tropezaremos en los mismos sitios en los que tropezaron los que nos precedieron, pregunta para tropezar menos, aunque seguro que tienes que superar algún obstáculo nuevo.


Un vez que ya sepas lo que quieres busca de quién aprender y aprende el camino para llegar donde él ya ha llegado.