El
futuro es ese momento indeterminado donde el tiempo deja de contar y nos va a
dar para hacer todo, bien lo sabemos cuándo dejamos las cosas para ese más
adelante que no llega nunca.
También
puede pasar y yo tengo ejemplos cercanos, que dejemos muchas cosas para el
sábado por la mañana: hacer deporte, llevar a los niños a la piscina, la
compra, aprovechar para cortarnos el pelo, quedar con una amiga y preparar la
comida para comer pronto. Además de aprovechar para levantarnos tarde y
descansar de la dura semana.
Si
no tenemos en cuenta cuánto tiempo nos va a llevar resulta que disponemos de
cuatro horas escasas y planificamos actividades para las que necesitaríamos ocho
en el mejor de los casos.
El
resultado final es un enfado con nosotros mismos que sufren los demás, nos
sentimos impotentes y no sabemos lo que ha pasado, alguien tiene que ser el
responsable y pobre del que se cruce en nuestro camino (igual nos ha tocado ser
víctimas de alguno de estos enfados pensando si yo no he hecho nada).
Desesperado por no hacer todo lo que tenía pensado hacer (de forma poco realista) |
Sería
más inteligente pensar porque no nos ha dado tiempo, para eso es útil pensar en
el ciclo PDCA: Plan (trazar un plan), Do (hacer conforme a lo planificado), C
(controlar si hemos hecho conforme a lo planificado y si hemos obtenido los
resultados previstos) y A (Actuar para que las próximas ocasiones obtengamos
mejores resultados).
Fijándonos
en el control se pueden dar cuatro opciones conforme al plan según lo que
hayamos hecho y los resultados obtenidos:
- Hemos hecho lo planificado y los resultados han sido los previstos: estupendo, lo podemos celebrar y sabemos que funciona.
- Hemos hecho lo planificado y no hemos obtenido los resultados previstos: tendremos que pensar que falla en el plan para actuar sobre ello y en la próxima ocasión tener mejores resultados.
- No hemos hecho lo planificado y no hemos obtenido los resultados previstos. Debemos preguntarnos porque no hemos hecho lo planificado, si hemos sido demasiado ambiciosos con todo lo que queríamos hacer o si tenemos poca fuerza de voluntad.
- Lo más difícil es que no hayamos hecho lo planificado y obtengamos los resultados previstos, lo que podemos considerar un milagro o seguramente alguien vele por nosotros, nos consiga esos resultados y no nos permita aprender del ciclo de mejora.
Al
no cumplir con nuestro plan pagamos un gran impuesto, dejamos de confiar en la
planificación y empezamos a pensar que planificar no sirve para nada, con lo
que dejamos los planes o si los hacemos no confiamos en ellos.
Detrás
de esa falta de confianza en los planes se esconde la falta de confianza en
nosotros mismos, no creemos que seamos capaces de cumplir con nuestros planes,
de cumplir con lo que decimos. Esto puede ser consciente o inconscientemente. Por
el efecto pigmalion, se convierte en realidad, lo que creemos lo creamos. Cada
vez que no cumplimos lo que planificamos pagamos con una disminución de la
autoconfianza.
Además,
si hacemos públicos nuestros planes y no cumplimos, los demás confiarán menos
en nosotros, no creerán en lo que les decimos cuando prometemos que vamos a
hacer algo.
Como
hemos visto al no cumplir con los planes pagamos el impuesto de la pérdida de
confianza en los futuros planes, en nosotros mismos y la disminución de la
confianza que los demás depositan en nosotros.
La
mayoría de las veces en que no cumplimos la planificación es porque no sabemos
de lo que somos capaces o cuánto tiempo nos va a llevar, por eso para
planificar es importante la auto-observación previa. Si no sabemos cuánto nos
lleva difícilmente sabremos si nos va a dar tiempo.
El
ciclo de mejora continua PDCA te puede ayudar a mejorar. Empieza en pequeño y
cumple para crecer en autoconfianza que te llevará a logros mayores. No
planifiques demasiado ni demasiado poco. Y obsérvate para saber cuánto te
lleva.
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