domingo, 27 de marzo de 2022

Momento a momento

Esta mañana he estado viendo un partido de vóley de mi hija Sofía, el partido ha sido ajustado, con buenas y malas rachas, de uno y otro equipo, con errores y aciertos.

En los partidos, estando físicamente presente, puede que te vayas del partido. Se suele decir cuando un par de fallos llevan a la falta de concentración, de atención a lo que continúa sucediendo. Te sales del partido y los fallos vienen uno detrás de otro.

Un par de jugadas malas y empiezan los procesos rumiativos, la cabeza empieza a pensar en el punto anterior o anticipar lo que vendrá. Puedes pensar en que lo podías haber hecho de otra forma o anticipar un resultado negativo.

Los mejores jugadores son los que siguen estando en el partido, a pesar de un posible error anterior, a pesar de un acierto espectacular del contrario. Mantienen el foco, la atención en lo que está pasando. Fuerza mental, resiliencia, capacidad de sobreponerse.

Nadal juega punto a punto, da lo mejor de sí mismo en cada momento, especialmente en los puntos importantes. Es capaz de mantener la concentración, especialmente cuando es más necesario.

El Cholo Simeone lo llama ir partido a partido. El anterior ya es pasado, el siguiente ya vendrá, toca jugar el de ahora. Hacer lo mejor que puedas en cada ocasión (y no más, solo se puede hacer lo que se puede hacer).

Lo mismo es aplicable a la vida, hay reveses y aciertos, malos y buenos momentos, puedes elegir vivir día a día. Después de un mal día puedes quedarte enganchado rumiando, dando vueltas a ese día en la cabeza, o puedes decidir vivir el día que toca, el nuevo día, igual que después de un mal partido.

Puedes elegir vivir momento a momento. Pasar página cuando conviene, agua pasada no mueve molino. Escoger estar aquí y ahora, en este momento. El momento anterior ya ha pasado, los siguientes ya vendrán. Hacer lo mejor de ese día, de ese momento, de ese encuentro, de ese informe, de ese examen… lo anterior ya pasó, lo siguiente ya vendrá. Disfrutar cada día, cada momento, jugar cada partido.

La experiencia nos permite aprender. Son los jugadores experimentados, los que han aprendido después de muchos partidos, los que mejor juegan punto a punto (si han sido capaces de aprender, hay quien no aprende nunca).

Igual que los partidos, la vida tampoco para. Si te quedas atascado en el punto anterior ya no estás en el partido, ya no estás en lo que sucede, ya no estás en el presente. Si te quedas atascado en el día anterior dejas de vivir el día de hoy, el que toca. Puedes elegir prestar atención al momento presente, no borrarte de la vida, no salirte de la vida.

Estar aquí y ahora, con las lecciones del pasado, sin engancharte en ellas y con los sueños del futuro, sin perderte en ellos. El pasado y el futuro forman parte de tu presente, en la medida adecuada.

Vivir el momento, vivir el presente, dejar que lo anterior se vaya, especialmente cuando no te sienta bien.

domingo, 20 de marzo de 2022

Tengo claro que no lo tengo claro

Cuando lo tienes claro todo es más fácil. Si tienes un propósito claro, una pasión, una misión que perseguir, encuentras la energía y buscas el camino.

Con el destino claro, encuentras el camino y después solo es seguirlo. Disfrutas de cada avance cuando te vas viendo más cerca.

No siempre es tan fácil. Dicen que los algo más viejos preguntamos a los más jóvenes que quieren ser de mayores para buscar ideas. Hace un tiempo pregunté a mi hija y me dijo “¿Cómo quieres que sepa que quiero ser de mayor si tu no sabes que quieres ser dentro de 10 años?”

Tiene razón, tal y como están las cosas ¿Cómo saber dónde vamos a estar dentro de 10 años? O incluso menos.

Ante un cruce de caminos, como te puedes encontrar al decidir que estudiar, dónde poner tus esfuerzos, puede costar más decidir si no sabes dónde quieres ir. Por otra parte, sin destino claro, cualquier camino es bueno. De cualquier camino puedes disfrutar.



Muchos se quedan paralizados en el cruce, pensando y pensando que camino tomar, allí se quedan. Montan una tienda de campaña y a esperar para tenerlo claro. Tratando de ver más allá para poder decidir el camino.

Resulta que parado hay veces que no se puede ver más allá, a no ser que alguien que haya recorrido el camino te cuente. En la encrucijada de caminos, hasta algunos tienen vergüenza a preguntar, aprender de otros caminantes, de otras experiencias.

Habiendo estado un rato en el cruce, cuando la parada esté siendo excesiva, puede ser momento de empezar a caminar, explorar un camino, ver que hay más allá, quizá el destino aparezca conforme avances. Sin subir la montaña es difícil ver a su través.

Siente que te gusta, de que disfrutas, con quien quieres ir y empieza a caminar. Es posible que el camino se vea más claro conforme avanzas. Hay muchas cosas que no se pueden ver por anticipado, que hay que vivir.

Ante la parálisis, deja tanto análisis, especialmente cuando la cabeza te está echando humo. Sobre todo, cuando los argumentos ya son circulares, vuelven sobre si mismos. Es posible que la respuesta esté más allá de la cabeza, más allá del pensamiento, más allá de la lógica.

Prueba a preguntar a quien te cruces por el camino. Prueba a dejar hablar al corazón (lo que quieres) y al intestino (lo que sientes). Prueba a empezar a andar, el camino está ahí si quieres caminar.

A veces no es que la vida sea complicada, a veces la complicamos. Si te estás complicando la vida, póntelo fácil.

domingo, 13 de marzo de 2022

Crear tu suerte, lograr lo que quieres

Cuantas veces hemos oído “He suspendido el examen porque he tenido mala suerte” o “porque he tenido un fallo tonto” o “porque no he tenido suficiente tiempo para prepararlo”.

Hay una frase que se atribuye a numerosos deportistas que dice “cuanto más entreno, más suerte tengo”. Parece que la suerte se consigue entrenando, preparándote.

En ocasiones se va posponiendo la hora de ponerse a estudiar, con la sensación que todavía queda mucho tiempo. El tiempo pasa, el examen se acerca y ya, cuando no queda otra opción para evitar el desastre, comienza el estudio.

El famoso dejar para luego, posponer, procrastinar. Mucho más fácil ahora encontrar entretenimientos, en el móvil, internet, la televisión o la nevera. Hasta que encuentras la fuerza de voluntad o la motivación para empezar.

El motivo aparente es que ya no hay otra opción, o te pones o el fracaso está garantizado. Con tan poco tiempo, si suspendes, ya no es que seas torpe, es que no empezaste a tiempo, salvas tu autoimagen, tu sensación de capacidad. Algo sales ganando cuando pospones.

Los resultados no se dan por casualidad, se dan por causalidad. Una pequeña variación entre las letras “s” y “u” que supone una gran diferencia. Los resultados, la buena o mala suerte, se da por lo que hacemos, por cómo nos preparamos.

Lo explica bien el libro de Alex Rovira y Fernando Trías de Bes “La buena suerte”. Hay que preparar las circunstancias para que se de la buena suerte. Hay que preparar el terreno, sembrar y cuidar lo sembrado para poder recoger. Para poder tener suerte en la cosecha. El libro lo puedes leer en poco más de una hora.

Si estudias, sueles tener suerte en los exámenes (mucho más difícil si no estudias). Generas la base de conocimiento para seguir aprendiendo, es más fácil aprender a multiplicar cuando sabes sumar. Además, adquieres el hábito de estudio, lo que consolida tu buena suerte.

¿Qué hábitos te llevaran a la suerte que quieres?

Decía Pablo Picasso “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”. Cuando la oportunidad llegue, que te encuentre preparado, podrás decir ¡Qué suerte que llego esa oportunidad! Si no te preparas dirás, ¡qué mala suerte que llega esta oportunidad cuando no estoy preparado!

La suerte la creas, con tus acciones de hoy creas tus resultados de mañana. Con un resultado positivo es más fácil el siguiente, es más fácil ir encadenándolos.

Lo que he escrito es de sentido común, nada difícil de entender. Aunque no es práctica común.

Si no obtienes resultados, en lugar de quejarte y echar balones fuera, para, observa, reflexiona y decide que puedes hacer para mejorarlos, que puedes hacer para aumentar tus probabilidades de suerte.

Si sigues haciendo lo mismo seguirás obteniendo lo mismo. Si quieres cambiar tus resultados, cambia lo que haces.

Lo que hemos contado para los exámenes sirve también para los proyectos que tengamos entre manos. Incluso para aquellos que tenemos aparcados. Decide por donde empezar y ponte a ello.

Eres responsable de tu suerte, aunque a veces también se dan casualidades.

domingo, 6 de marzo de 2022

¿Qué tal andas?

¿Qué tal andas? Muchas veces lo empleamos como sinónimo de ¿Qué tal estás? ¿Cómo te sientes? Grandes preguntas, no siempre fáciles de contestar, porque a veces no nos miramos mucho.

En este caso la pregunta la formulo en sentido literal ¿Qué tal andas? ¿Has aprendido a andar? ¿Sabes andar marcha atrás? Parece fácil, salvo que sufras alguna lesión.

Si estás leyendo, ya sabes leer, así que probablemente también andar. Quizá ya ni recordamos lo que nos costó. Dicen que un niño se cae 4.000 veces antes de aprender a andar. Cuando da sus primeros pasos, desde un mueble a otro, tambaleándose, ya es un gran logro. Es todavía pronto para que aprenda a andar marcha atrás.

Con el tiempo va mejorando, a base de practicar, de intentarlo, de caerse y levantarse, hasta que el proceso se vuelve automático. Hasta hemos olvidado como aprendimos. Sale solo, no vamos pensando como equilibrar el peso sobre una u otra pierna. Ahora nos parece fácil, lo damos por obvio, por natural, olvidando lo que costó.

Cómo a andar, hemos aprendido otras muchas cosas: a entender y hablar un idioma (el nuestro), que nos sirve para comunicarnos; a leer, lo que seguramente nos costó largas horas de práctica y un largo etcétera.

Si se te ha olvidado lo que cuesta aprender algo que nos parece obvio, como puede ser escribir, te propongo que pares la lectura y pruebes:

  1. Escribe tu nombre y apellidos, con un bolígrafo o lapicero.
  2. Cambia de mano el bolígrafo o lapicero.
  3. Ahora escribe tu nombre y apellidos de nuevo, con la mano no dominante (con la que no sueles escribir).

¿Qué tal ha ido? ¿Has escrito con mejor letra? ¿Has escrito más rápido? ¿Cómo sería tener que aprender con esa otra mano? Llevaría una buena dosis de fuerza de voluntad, de ganas o necesidad.

La lista de cosas que hemos aprendido y que ahora nos parecen naturales es enorme: comer con cuchillo y tenedor; sumar y restar; encender la luz; atarnos los cordones de los zapatos; cocinar y otras muchas que dependen de nuestro entorno, nuestra necesidad, nuestra profesión.

Para aprender cosas nuevas podemos fijarnos en cómo aprendimos a andar:

  1. Tener un propósito claro o una necesidad clara: Seguro que sentíamos como importante aprender a andar, poder desplazarnos, llegar a sitios distintos.
  2. Un método, muchas veces de prueba y error: seguro que nos caímos más de una vez antes de andar.
  3. Constancia para seguir: Después de cada caída nos levantamos o nos ayudaron a levantarnos para volver a intentarlo, seguir aprendiendo, mejorando.

Con un propósito claro es más fácil encontrar la constancia, la fuerza de voluntad. No hay misterios para aprender inglés, es practicar todos los días. No hay misterios para estar en forma, hacer ejercicio de forma regular.

Una vez que tengas el propósito, lo que más cuesta es el primer paso, después es solo seguir dando más.