lunes, 13 de mayo de 2024

El saber del Monasterio

La semana pasada estuve en Silos con unos amigos. La mayoría del grupo de sistémica del que hablé el 21 de diciembre (Saber juntarse es todo un arte). El grupo crece, se han incorporado dos más, que enriquecen lo que ya había. Encuentro para caminar juntos, aprender y avanzar.

El miércoles tuvimos la suerte y el privilegio de poder conversar con el abad del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Inicialmente nos ilustró sobre la regla de San Benito y su aplicación a cualquier organización.

Santo Domingo de Silos (foto tomada de sitiosdeespana.es)
La Regla de San Benito, escrita en el siglo VI, es un conjunto de principios y directrices para la vida monástica. Aunque muchos de sus principios pueden aplicarse de manera efectiva a cualquier organización y a su dirección:

  • Liderazgo de servicio, basado en la comunidad: la regla expresa como la autoridad debe ejercerse con humildad y en beneficio de la comunidad monástica. En las organizaciones, esto se traduce en un liderazgo que valora y promueve la colaboración, la participación y el bienestar de todos los miembros del equipo.
  • Las cosas importantes hay que consultarlas, aunque es responsabilidad del que dirige decidir, después de haber consultado. Dar voz y participación a las personas y a la vez no eludir la responsabilidad del cargo.
  • Equilibrio entre trabajo y descanso (ora et labora): la Regla promueve el equilibrio entre trabajo y oración, tiempo para el descanso y el recreo. Invita a las organizaciones a equilibrar también los tiempos. Nos dijo el abad que San Tomas de Aquino invitaba a tener aficiones, también a los monjes y mucho más a nosotros.
  • Respeto por la individualidad: La Regla de San Benito enfatiza el respeto por cada individuo en la comunidad, reconociendo sus dones y talentos únicos. La atención a la diversidad, que suena tan moderna, ya estaba presente hace 1500 años.
  • Responsabilidad personal: La Regla hace hincapié en la disciplina personal y la responsabilidad individual para el crecimiento espiritual y el bienestar de la comunidad. Fundamentales en el desarrollo de cualquier organización o de cualquiera a nivel personal.

Después tuvimos oportunidad de conversar. En el monasterio se vive a otro ritmo, con más pausa. La conversación del abad era meditada y profunda, a la par que sencilla y accesible.

Me encantó escuchar la perspectiva de cientos de años, el respeto con el que se expresaba. Cuando hablamos de visión a largo plazo en la empresa pensamos en tres, cinco o diez años (ese plazo ya nos parece una barbaridad). El abad hablaba con una perspectiva mucho más amplia sobre las consecuencias en 30 a 60 años.

Hablamos de como llevar la rutina. Para el la rutina, más que aburrida, era más fácil. Contó como los días que pasa fuera del monasterio echa de menos las horas de levantarse, de comer, el ritmo marcado por la oración (de Laudes a Completas). Los hábitos nos ponen las cosas más fáciles.

Recalcó como todos tienen que aportar, el que puede mucho que aporte mucho, el que puede menos que aporte menos. Pero que no por poder aportar menos deje de aportarlo. Todos tenemos una contribución que hacer.

La vida en el monasterio no es tan distinta de la vida en cualquier organización. Las enseñanzas del siglo VI siguen siendo aplicables ahora, igual que las enseñanzas de los filósofos griegos. Tenemos más tecnología, pero no somos tan distintos.

No apunté lo que dijo, estaba absorto escuchando. Me quedé con unas cuantas ideas que se van diluyendo en mi memoria, espero que mi cuerpo las haya absorbido, que queden en mi subconsciente, para cuando sean necesarias. Nos regaló la regla de San Benito, la leeré despacio, creo que tiene mucha sabiduría en sus letras.

Gracias por aportar tanto.

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viernes, 10 de mayo de 2024

La energía que da el cabreo. Cuando la impuntualidad se convierte de desfachatez

Esta entrada del blog es extra, no estaba prevista, ya tengo en mente la próxima, que saldrá el domingo. Pero no me puedo contener, tengo que escribir, necesito expresar y hacer público mi enfado, mi cabreo. El enfado nos da energía ante la injusticia, para defendernos, y me siento injustamente tratado.

En resumen, Alberto Martín Pérez, habilitado en clases pasivas, con oficina en Burgos (mi ciudad), me ha dado un soberano plantón. Me ha dejado plantado, esperando durante una hora, hasta que me he cansado y me he ido de su oficina. Lo siento por Dolores, que es quien ha tenido que escuchar mi cabreo, y sus compañeros (parece que ya tienen la costumbre de escuchar cabreos).

Había intentado en distintas ocasiones hablar con Alberto o que me llamase, sin suerte. Lleva la gestión de una herencia de unos primos de Argentina que se está alargando, ya se cuenta por años el tiempo. No reciben información de cómo va el tramite y por eso me acerque hace unas semanas (tres), otra vez, para ver cómo iba.

Me dieron cita para hablar con él hoy a las 13 horas en su oficina. Haciendo un esfuerzo, allí estaba. He aparcado muchas cosas para poder ir, adaptándome a su horario (cuando me dijo su secretaria) y su lugar (su oficina).

He llegado a las 12.55, me gusta llegar con tiempo, ser puntual significa que respetas al otro, que respetas su tiempo y el tuyo, que consideras el encuentro importante y para mí es una regla de urbanidad.

Cuando he entrado me han invitado a sentarme y esperar, puedo entender que esté ocupado, que tenga que acabar algún trámite. Cuando habían pasado 20 minutos he preguntado si él sabía que estaba ahí. Me han dicho que no había llegado.

Supongo que en ese momento le han avisado, porque 5 minutos más tarde me ha dicho Dolores que había mandado un mensaje de que me fuese informando que ahora llegaba. Me ha contado lo que sabía y he seguido esperando.

15 minutos más tarde me ha dicho que si me quería ir no creía que Alberto me fuese a contar mucho más. Le he dicho que me quedaba, que ya me había resultado muy difícil conseguir cita. Si había dicho que ahora llegaba, esperaba a que llegase, así podría explicar como estaba el trámite. También contarme que es lo que le había retenido. Me enfada que me hagan perder el tiempo.

El enfado ha ido creciendo. De Alberto ya no daban más referencias. He pedido su móvil para llamarlo y me han dicho que no están autorizados a facilitarlo. Curioso un gestor inaccesible. Seguro que aprovecha bien su tiempo haciendo perder el de sus clientes.

He intentado verlo en diversas ocasiones, poder hablar con él, pero ha sido imposible. Yo lo he intentado porque los primos de Argentina lo tienen aún más difícil, cuando me dicen que no les contesta los correos y tampoco les quieren facilitar un móvil donde llamar. Tampoco parece posible una videoconferencia. No me lo tomo personalmente, no soy el único por lo que he encontrado en la red. En la foto muestro las tres primeras reseñas que aparecen en Google.

Las tres primeras reseñas de Google de Alberto Martín (habilitado...)
Después de una hora de espera infructuosa me he ido echando humo. He dejado mi móvil para que pueda llamar (7 horas después todavía no ha llamado). El lunes 20 lo tiene libre, según me han dicho en su oficina, lo he reservado espacio en mi agenda entre las 12 y las 14.30. Puede llamarme, pedirme cita y venir a verme. Le daré cita sin problema y yo sí estaré allí para recibirlo; ya le he dejado dicho dónde puede encontrarme.

Si recibo una explicación razonable puedo borrar la entrada. Si al menos me llama, lo pondré en comentarios más abajo, si no pongo ningún comentario es que ni siquiera me ha llamado. No sé porque tampoco me extrañaría.

Soy profesor universitario, tengo muchos alumnos en Burgos, al menos me queda la posibilidad de contarlo como ejemplo. Muestra bien aspectos de los que explico en mi asignatura.

Seguro que algún conocido común lee esto, ruego le informe a Alberto Martin de esta entrada del blog. Ilustra algo que considero fundamental, el respeto por las personas o la falta de respeto. Además, así estará informado.

No sé si confiar en su profesionalidad, dado que ya debe haber cobrado puede que piense que ya está todo hecho, sin haber acabado de prestar el servicio para el que se le contrato, con la debida diligencia. Puede ser que tenga demasiado trabajo, que no esté bien organizado u ocurran otras cosas. Estaría bien poder hablar con él sin tener que escribir. Al menos el enfado me hace escribir fácil.

Con la experiencia que tengo con Alberto desconfío. No sé si puedo confiar. Espero que el tema avance y en tres o cuatro semana, como me ha dicho Dolores, esté todo solucionado. Confío en que informe debidamente a mis primos de Argentina y cuando la herencia esté donde debe estar, borraré esta entrada.

Tengo que agradecer a Alberto que su falta de educación (al menos aparente) me haya ayudado a escribir esta entrada del tirón. El justo cabreo da mucha energía.

También agradecer a Dolores la información que me ha dado. Al estar en la puerta supongo que ha tenido que soportar alguna bronca que no la correspondía.

Espero que Alberto Martín venga a verme el día 20 o al menos me llame. También puede mandarme su teléfono, para que yo pueda llamarlo. Creo que el paso le toca ahora a él.

Si nos conoces a ambos, a Alberto y a mí, te agradeceré que me llames y me cuentes porque esto es solo anecdótico o si es lo habitual. Seguro que tenemos muchos conocidos en común.

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lunes, 6 de mayo de 2024

Mejor acompañado

Este fin de semana estaba un poco amontonado, con demasiadas cosas en la mochila. Soy de los que se apuntan a un bombardeo, enseguida me apetecen muchas cosas y de vez en cuando se me escapan un poco de las manos.

En la Universidad, donde trabajo, nos dan la oportunidad de hacer distintos cursos. Te apuntas como interesado y después, a veces te los conceden y otras veces no. Así que me había apuntado a tres cursos, con la suerte de que me concedieron los tres (en fechas coincidentes). Todos temas interesantes: Inteligencia artificial, Power BI y herramientas para la publicación web. Muchas horas extra.

Lo primero es organizarse, empecé por el primero que había que acabar que era el de Inteligencia artificial (ese ya lo había acabado antes del fin de semana). El siguiente era el de Power BI, que para mí acababa el lunes, día 6 de mayo, así que el viernes me sentía con margen de sacarlo adelante.

Ese viernes, hablando con un compañero de trabajo, me comentó que también lo había hecho, que era un curro. ¡Anda! Le dije ¡Yo también estoy apuntado y no he empezado! Esta mañana he instalado el Power BI desktop y me iba a poner con ello.

¡¡Uuff!!, me dijo, te queda un montón por delante, unas 10 horas de vídeos junto con los ejercicios. Además, hay que entregar el trabajo final antes del sábado a las 24. De repente me habían desaparecido 48 horas de margen, no era el lunes, había que acabar el sábado.

Como me acuerdo de cuando les digo a mis hijos que no lo dejen para el último día (o último momento). A mi me ha pasado un montón de veces y me sigue pasando.

Es una suerte haber tenido esa conversación con alguien que ya había recorrido el camino. Gracias a eso, con mucho trabajo viernes noche y sábado, conseguí sacarlo adelante. Pero hay varios puntos que me ayudaron:

  • Mi compañero me mando un correo con la tarea que había que hacer y con la resolución que él había planteado. La resolución no la pude abrir porque estaba con una versión posterior del Power BI, pero el conocer el objetivo para el sábado me ayudó un montón, para ver los vídeos y hacer los ejercicios con foco.
  • También el conocer la carga de trabajo que suponía, unas 10 horas más ejercicios, me ayudó a programarme mejor. También vino bien que los vídeos se podían ver más rápido, lo que permitía avanzar más cuando el contenido era fácil o ya conocido.
  • Además, se ofreció para ayudarme a resolverlo si me atascaba en algún punto. Quedamos en que lo contactaría el sábado a las 20.30 si surgían problemas (gran generosidad la suya).

El camino se hace mejor acompañado. Dice un proverbio de los indios americanos “Si quieres ir rápido vete solo, si quieres llegar lejos, vete acompañado”.

Es probable, casi seguro, que sin ese toque de atención no hubiese llegado a tiempo. Los compañeros te pueden dar información vital, importante, clave, en algunos momentos.

La orientación sobre como avanzar y sobre lo que te vas a encontrar, te ayuda a avanzar de forma más fácil, con el objetivo claro y con foco en la tarea. La orientación de quien ha andado el camino resulta muy útil, caminar con quien tiene experiencia.

Saber que puedes contar con ayuda, si la necesitas, da seguridad en el resultado, te aporta confianza y en mi caso, ganas de superar el reto. Afortunadamente no tuve que dar guerra un sábado, aunque saber que podía hacerlo me ayudó a tener la calma para encontrar las soluciones.

Gracias Luis, porque es un gusto y un privilegio compartir ratos contigo. Gracias por tu generosidad en ayudar y por tu capacidad de trabajo, con la que parece que el esfuerzo no cuesta. Esta entrada te la dedico, has sido inspiración para ella.

Es clave ir acompañado, mucho mejor bien acompañado. Dicen que te conviertes en la media de las cinco personas con las que más te juntas. Merece la pena juntarse con buena gente.

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