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miércoles, 12 de marzo de 2025

Nuevos comienzos, volver a empezar, retomar rutinas

Mi propósito es escribir y compartir reflexiones los domingos, escribo esta entrada en el blog tarde, no es la primera vez. Últimamente, me cuesta cumplir con lo que me propongo, me distraigo con cualquier cosa y, entre otras cosas que se van quedando en espera, está dedicar tiempo a escribir un libro (el gran objetivo de este año). Me pesa reconocerlo, pero no estoy avanzando como me gustaría. Sé lo que quiero, sé lo que me mueve, pero a veces pierdo el hábito de escritura que se disuelve en la inercia de los días.

No quiero perderme en el lamento, en el sentimiento de culpa por no dedicar tiempo a lo prioritario. Sé que despistarme o no cumplir con lo que me he marcado no significa que todo esté perdido. El arrepentimiento puede servir, especialmente si confiesas, como estoy haciendo aquí, para reencontrar la energía para retomar lo que hemos abandonado. Al menos eso espero compartiendo esta reflexión. Tengo propósito de enmienda, para liberarme de la culpa, dejar de fustigarme por lo que no he hecho, reconocerlo, dejarlo atrás y mirar hacia adelante con un compromiso renovado.

Nuevo comienzo - cada día una oportunidad
Es como cuando llegan los exámenes y no has hecho lo suficiente en su momento, puedes perderte en el lamento o emplear esa energía en retomar el foco, aprovechar el tiempo que quede e intentar sacar el objetivo adelante. Pensando más en el aprendizaje que en la nota.

Me arrepiento de haberme dejado llevar por la pereza o la falta de enfoque. No es una justificación, es el cimiento sobre el que quiero retomar la rutina de escritura, es un nuevo comienzo. Recordar lo que quiero y para qué lo quiero me ayuda.

"Cada día es una oportunidad para volver a empezar"

No importa cuántas veces me haya desviado del camino, siempre puedo regresar. Y regreso, no con culpa, sino con la determinación de dar el siguiente paso.

Estoy seguro que puedes verte identificado, no importa cuántas veces caigas si eres capaz de levantarte, de seguir adelante, con energía renovada. Así que aquí estoy, escribiendo, volviendo, empezando de nuevo.

Si te pasa lo mismo te animo a sacar fuerza del arrepentimiento, confesar si hace falta (no hay porque avergonzarse, al menos eso pienso, nos pasa a todos, creo) y seguir adelante.

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lunes, 13 de mayo de 2024

El saber del Monasterio

La semana pasada estuve en Silos con unos amigos. La mayoría del grupo de sistémica del que hablé el 21 de diciembre (Saber juntarse es todo un arte). El grupo crece, se han incorporado dos más, que enriquecen lo que ya había. Encuentro para caminar juntos, aprender y avanzar.

El miércoles tuvimos la suerte y el privilegio de poder conversar con el abad del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Inicialmente nos ilustró sobre la regla de San Benito y su aplicación a cualquier organización.

Santo Domingo de Silos (foto tomada de sitiosdeespana.es)
La Regla de San Benito, escrita en el siglo VI, es un conjunto de principios y directrices para la vida monástica. Aunque muchos de sus principios pueden aplicarse de manera efectiva a cualquier organización y a su dirección:

  • Liderazgo de servicio, basado en la comunidad: la regla expresa como la autoridad debe ejercerse con humildad y en beneficio de la comunidad monástica. En las organizaciones, esto se traduce en un liderazgo que valora y promueve la colaboración, la participación y el bienestar de todos los miembros del equipo.
  • Las cosas importantes hay que consultarlas, aunque es responsabilidad del que dirige decidir, después de haber consultado. Dar voz y participación a las personas y a la vez no eludir la responsabilidad del cargo.
  • Equilibrio entre trabajo y descanso (ora et labora): la Regla promueve el equilibrio entre trabajo y oración, tiempo para el descanso y el recreo. Invita a las organizaciones a equilibrar también los tiempos. Nos dijo el abad que San Tomas de Aquino invitaba a tener aficiones, también a los monjes y mucho más a nosotros.
  • Respeto por la individualidad: La Regla de San Benito enfatiza el respeto por cada individuo en la comunidad, reconociendo sus dones y talentos únicos. La atención a la diversidad, que suena tan moderna, ya estaba presente hace 1500 años.
  • Responsabilidad personal: La Regla hace hincapié en la disciplina personal y la responsabilidad individual para el crecimiento espiritual y el bienestar de la comunidad. Fundamentales en el desarrollo de cualquier organización o de cualquiera a nivel personal.

Después tuvimos oportunidad de conversar. En el monasterio se vive a otro ritmo, con más pausa. La conversación del abad era meditada y profunda, a la par que sencilla y accesible.

Me encantó escuchar la perspectiva de cientos de años, el respeto con el que se expresaba. Cuando hablamos de visión a largo plazo en la empresa pensamos en tres, cinco o diez años (ese plazo ya nos parece una barbaridad). El abad hablaba con una perspectiva mucho más amplia sobre las consecuencias en 30 a 60 años.

Hablamos de como llevar la rutina. Para el la rutina, más que aburrida, era más fácil. Contó como los días que pasa fuera del monasterio echa de menos las horas de levantarse, de comer, el ritmo marcado por la oración (de Laudes a Completas). Los hábitos nos ponen las cosas más fáciles.

Recalcó como todos tienen que aportar, el que puede mucho que aporte mucho, el que puede menos que aporte menos. Pero que no por poder aportar menos deje de aportarlo. Todos tenemos una contribución que hacer.

La vida en el monasterio no es tan distinta de la vida en cualquier organización. Las enseñanzas del siglo VI siguen siendo aplicables ahora, igual que las enseñanzas de los filósofos griegos. Tenemos más tecnología, pero no somos tan distintos.

No apunté lo que dijo, estaba absorto escuchando. Me quedé con unas cuantas ideas que se van diluyendo en mi memoria, espero que mi cuerpo las haya absorbido, que queden en mi subconsciente, para cuando sean necesarias. Nos regaló la regla de San Benito, la leeré despacio, creo que tiene mucha sabiduría en sus letras.

Gracias por aportar tanto.

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domingo, 5 de febrero de 2023

Salir de la rutina

La rutina, la repetición, llega sin darnos cuenta. Los días pasan más rápido cuando son todos iguales. Es distinto vivir 30 días, que 30 veces el mismo día. Puedes llegar a vivir sin darte cuenta de lo que pasa, porque pasa lo de siempre.

Repetir tiene sus ventajas, es más fácil, no hace falta pensar, el cuerpo va solo. La ventaja de los hábitos, que cuando son buenos, nos facilitan hacer lo que nos conviene.

De vez en cuando es bueno parar, salir de la rutina para poder ver esa rutina desde fuera. Experimentar nuevas formas, compartir con otros y ver cómo viven otros.

En enero me encanta venir a Lanzarote, los días son más largos que en la península, amanece antes y anochece más tarde. También hace mejor tiempo y puedes sentarte en una terraza, incluso en manga corta. Se mezcla gente bañándose junto con otros con ropa de más abrigo. Un entorno agradable te da energía.

Puesta de sol en Playa Blanca - Lanzarote
Compartir tiempo con gente distinta te cambia la perspectiva. Hablar y ver otras formas de vivir, de organizarse y de priorizar, cuestiona las propias formas, ayuda a poder plantearte que hay más posibilidades. Te ayuda a ver más para poder escoger mejor.

Estos días han sido especiales, he podido compartir tiempo con profesionales del Hospital de Lanzarote en un curso de gestión del tiempo. Sigo pensando que el que más aprende es el que se supone que enseña, cuando tiene la oportunidad de escuchar y cuestionar sus propias creencias.

En el curso estaba desde quien planifica la semana en piedra y no quiere cambiar una vez la ha planificado. Seguro que proteger su tiempo la ayuda a avanzar y a hacer gran parte de lo que quiere. También quien se resiste a planificar, teniendo lo importante presente y prefiere ir fluyendo por el día, abriéndose a lo que venga.

¿Cuál es la respuesta correcta? La vida no es un examen donde tengamos respuestas correctas e incorrectas, cada uno debe encontrar su camino o hacer camino al caminar. Todo cabe, las posibilidades son infinitas.

Salir de la rutina, de lo habitual, ayuda a expandir las posibilidades, a ver opciones. Después toca decidir. Si no te gusta decidir, igual te sientes mejor en la repetición. Sin decides no probar, no explorar, también estás decidiendo, aunque en este caso, de forma inconsciente. En cualquier caso, “tú decides”.

Convertir en rutina el salir de la rutina, menudo lío de palabras. Creo que voy a convertir en rutina lo de venir a Lanzarote en enero, así ya no sabré si es salir de la rutina o volver a ella.

¡Qué tengas una gran semana!

lunes, 16 de mayo de 2022

Un buen comienzo allana el camino

Ayer estaba en una formación, comenzamos con un paseo por la montaña. Un paseo tranquilo, de una hora y media, disfrutando de la naturaleza y de un estupendo día de primavera, en buena compañía.

Muchos lo pueden ver como una pérdida de tiempo, algo poco productivo en una formación. A mí me conecta, me sirve para estar más presente el resto del día, para mí es un buen comienzo.

El comienzo de la jornada marca el resto del día. Un buen comienzo tiene más posibilidades de llevarnos a un buen día; un mal comienzo nos puede llevar a un mal día.

¿Cuántas veces empiezas corriendo porque no llegas? Especialmente si es lunes, que suele marcar también el comienzo de la semana. Si al comienzo ya te falta tiempo, puedes arrastrar esa falta de tiempo el resto de la jornada.

¿Qué es un buen comienzo? Para cada cual será distinto. Tengo un compañero de trabajo que solía empezar el día calzándose las zapatillas y saliendo a correr, a las seis de la mañana, tanto en invierno como en verano.

Estoy seguro que no todos los días es fácil levantarse pronto y salir a correr, así que esa rutina la perdió. Un día, tomando café, me lo comentó y le dije ¿Por qué no vuelves a correr? La respuesta fue automática, cuesta levantarse tan pronto, todavía de noche y salir a correr.

Lo entiendo, mi rutina no me lleva a levantarme a las seis y correr. Lo único que le dije “Bueno, has dicho que te sentaba bien y que desde que no corres tienes menos energía”. Con eso retomo su rutina y parece que le sigue sentando bien.

Zapatillas preparadas para salir a correr. Empezar bien el día

¿Cómo te sienta bien empezar? Puede ser estirar un poco, hacer un poco de ejercicio, meditar, leer un rato, un buen desayuno tranquilo. Cada uno tiene que encontrar su manera, encontrar la rutina que te sienta bien.

Puedes estar pensando. Eso suena bien, pero siempre voy con prisa por la mañana, así que no tengo tiempo. Bueno, pues es tu tiempo, puedes decidir dormir un poco más, en lugar de hacer lo que te sienta bien, es tu decisión. O puedes probar a hacer aquello que crees que te sienta bien una temporada y ver cómo vas de energía, ver que tal va tu día con ese comienzo.

A mi me siente bien estirar por las mañanas, un poco de yoga (20 minutos) y un poco de meditación (10 minutos), respiración tranquila, sintiendo cómo estoy, que es lo que me preocupa, que en general no es tan importante.

Me ayuda a tener un buen día haber hecho la lista de lo que quiero-tengo que hacer. Me aclara, me enfoca, me da sensación de control. Tengo el hilo que guía a lo largo del día, aunque después puedo cambiar el plan, al fin y al cabo, ese plan es mío.

Con el hábito es más difícil que te despistes, es más fácil repetir y evitar que se te pase la mitad de la jornada sin darte cuenta. Los buenos hábitos llevan a buenos resultados, a estar satisfecho con lo que pasa.

Darte el tiempo para un buen comienzo. Empezar en el momento adecuado, levantarte con tiempo. Cómo dice el dicho “A quién madruga, Dios le ayuda”. Aunque también hay que descansar lo suficiente “No por mucho madrugar amanece más temprano”. Encontrar tu ritmo, tu rutina, lo que te sienta bien.

Cada día es un nuevo comienzo, cada día puedes escoger cómo empezar, si lo que hiciste ayer no te fue bien, puedes cambiar. Hoy puede ser estupendo.

Elige lo que te siente bien a ti para comenzar el día, empieza de esa manera y es probable que el día vaya bien.

domingo, 20 de diciembre de 2020

El secreto para conseguir resultados

En este mundo de la inmediatez, donde todo lo queremos para ya, hace dos semanas escribía sobre la paciencia y la constancia para llegar donde queramos. La energía la podemos encontrar en el propósito, en la meta clara, en un objetivo donde encontrar motivación, el motivo para la acción.

A veces esa constancia supone sacrificio y esfuerzo, acompañados de fuerza de voluntad. Otras veces parece más fácil, hay un secreto para conseguir la constancia necesaria.

Quería escribir una entrada en el blog todas las semanas y encontré mi rutina de domingo por la mañana: Al levantarme me ponía a escribir lo que me había venido rondando por la cabeza durante toda la semana. Resultaba fácil, casi automático, el sábado me venían muchas ideas a la cabeza y el domingo escogía sobre qué escribir.

Ahora, la rutina ha cambiado, el domingo por la mañana vamos al monte. Me levanto, me calzo las botas de montaña y nos vamos a respirar aire puro y a disfrutar del almuerzo. Un hábito que también me encanta.

De repente se hace más difícil escribir la entrada el blog, ahora supone esfuerzo, no tiene su hueco automático y tengo que buscárselo. Las ideas no avanzan solas. Cuando sabía el momento en el que iba a escribir, era como si cuerpo y mente se preparasen automáticamente.

Si quiero seguir escribiendo semanalmente puedo dejarlo a encontrar el momento y poner fuerza de voluntad cada semana o encontrar el mismo espacio de tiempo todas las semanas (día y hora), para que se convierta en rutina y funcione casi solo. Poner esfuerzo las primeras semanas para que después funcione en automático.

Ayer oía hablar a Nadal de las rutinas para sacar cuando juega al tenis, algunos lo pueden llamar manías. Dice que esas rutinas solo las tiene cuando compite, que ayudan.

Rutina de Rafa Nadal. Tomado de sextoanillo.com

Las rutinas y los hábitos son casi sinónimos. Nos llevan por un camino, en una dirección, casi sin darnos cuenta. En algunos casos nos ayudan y en otros nos pueden perjudicar, sobre todo si nos llevan al exceso.

Dicen que un hábito necesita de 21 repeticiones para establecerse. Es una gran mentira, que a base de repetirse parece verdad. Lo cierto es que cuando repetimos algo, con cada repetición, la siguiente resulta más fácil. Con el tiempo lo convertimos en parte de nosotros.

Si me acostumbro a leer todos los días antes de acostarme me costará dormir si no leo. Si me acostumbro a correr todos los días, el día que no corro me duelen las piernas, es su forma de decir que falta algo.

Las rutinas, los hábitos, pueden ser difíciles de establecer. Lo más difícil es empezar. Después continuar resulta más fácil. La inercia hace que después sea difícil frenar, dejarlo.

La primera ley de Newton, la ley de la Inercia, dice que todo cuerpo continuará en su estado de reposo o movimiento rectilíneo uniforme a no ser que se le aplique una fuerza que le haga cambiar de estado. Como los cuerpos de Newton tenemos inercia, nos mantenemos en nuestras rutinas a no ser que hagamos algo para cambiar.

La clave está en el comienzo, aplicar la fuerza de voluntad inicial suficiente para empezar a movernos o cambiar de hábitos. Escoger los hábitos que nos convienen, empezar y con cada repetición nos costará menos seguir.

Ahora que llega el nuevo año, que seguro vendrá acompañado de buenas intenciones, regálate buenos hábitos, que te hagan más fácil tener una buena vida.

Los hábitos nos evitan tener que hacer con esfuerzo y tener que decidir en cada momento que hacer. Nos llevan a la meta pudiendo disfrutar del camino, sin desgastar la fuerza de voluntad, que es limitada.


Te deseo un 2021 lleno de buenas rutinas.