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domingo, 23 de marzo de 2025

Poner fácil hacer lo que te conviene

Hay días que ponerme a escribir es más fácil, casi fluye sin esfuerzo. Curiosamente, esos días casi siempre coinciden con una misma situación: mi ordenador ya está enchufado, el tiempo reservado y tengo tres líneas escritas con la idea sobre la que escribir. No tengo que decidir si escribir o no, todo está dispuesto para que lo haga sin pensar demasiado.

También hay días en los que voy al gimnasio de forma automática. Acabo de almorzar, la ropa de deporte está a mano y la mochila está preparada con lo necesario. Simplemente me dejo llevar y aparezco montado en la elíptica.

Estos pequeños detalle me llevan a reflexionar sobre cómo podemos alterar nuestro entorno para hacer que nuestras mejores decisiones, las que nos sientan bien, sean las más fáciles de tomar. La fuerza de voluntad es limitada y, si dependemos de ella para todo, tarde o temprano fallamos. En cambio, si diseñamos nuestro entorno con inteligencia, podemos reducir la necesidad de disciplina y hacer que nuestros hábitos positivos sucedan casi por inercia.

Netflix lo sabe bien, por eso cuando terminamos un capítulo de una serie, por defecto, el siguiente empieza automáticamente, a menos que hagamos algo para detenerlo. Tenemos que hacer un esfuerzo para resistir esa tentación.

O buscar estrategias como Ulises, que no podría resistirse al canto de las sirenas, así que pidió que lo ataran al mástil de su barco. En nuestro caso, si pasamos demasiado tiempo en redes sociales, podríamos eliminar las aplicaciones del móvil, esconder el mando a distancia de la tele, tapar el chocolate en la despensa para no verlo o quitar las notificaciones del móvil.

Poner más difícil hacer lo que no nos conviene, modificar nuestro entorno para que las tentaciones, que nos llevan por el camino que no queremos, pierdan fuerza, sean menos atractivas o menos visibles.

A la vez, poner fácil hacer lo que nos conviene: Si queremos hacer ejercicio por la mañana, dejar la ropa de deporte preparada la noche anterior; Si queremos comer saludable, dejar fruta a la vista en lugar de galletas; Si queremos practicar un idioma, cambiar el idioma de nuestro móvil y nuestras aplicaciones; Si queremos beber más agua, tener siempre una botella cerca.

Para generar cambios sostenibles, debemos eliminar la fricción entre nosotros y los hábitos que queremos adoptar. Si algo nos conviene, debemos ponérnoslo fácil.

Pequeños ajustes en nuestro entorno pueden marcar una gran diferencia. No se trata de tener más fuerza de voluntad, sino de diseñar nuestro espacio y rutinas de manera que nuestras mejores decisiones sean las más sencillas de tomar. ¿Qué cambios podrías hacer hoy para facilitarte la vida?

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martes, 13 de febrero de 2024

La magia de la (auto)disciplina

La disciplina tiene algo de mala prensa, suena a sacrificio, a obligarte, a perder libertad, a coartar la espontaneidad, lo que surge. Los grandes objetivos son difícilmente alcanzables sin disciplina.

La disciplina nos ayuda a hacer lo que nos conviene: comer sano, ejercicio… Puede suponer hacer un esfuerzo ahora, en el corto plazo, que mantenido en el tiempo, nos lleva a un buen sitio.

Hablando de disciplina, el mago More dice que, si no eres capaz de comprometerte y dar 10.000 pasos al día, difícilmente serás capaz de otros retos.

¿Eres capaz de comprometerte contigo mismo? Darte cuenta de lo que te conviene, empezar y continuar. El comienzo puede ser difícil, si generas el hábito se irá haciendo más fácil. Aún así encontrarás días en los que se pone cuesta arriba, momentos en los que necesitarás esfuerzo consciente. Si no superas estos obstáculos, destrozas el hábito. Con el hábito perdido vuelve a costar empezar, algunas veces más, porque no confías en conseguirlo.

La disciplina se trabaja, se entrena. Confiamos en alguien cuando cumple con lo que dice. Confiamos en nosotros cuando cumplimos lo que nos decimos. Estableciendo pequeñas disciplinas podemos ir asumiendo retos más grandes. Hay que ser capaz de correr primero un kilómetro si quieres llegar a correr una maratón.

La disciplina te lleva donde quieres estar en el futuro, en el largo plazo. Puede que sacrifiques algo en el corto plazo por un bien mayor en el largo plazo.

  • Tiene que ver con el control de impulsos (darte cuenta del impulso que te lleva a hacer otra cosa, que te conviene menos ¿Pregúntate si te conviene más?). Antes de ceder al impulso haz una pausa, un minuto es suficiente, en la mayoría de los casos el impulso se desvanece.
  • Practica el control de la atención. Darte cuenta de cómo te despistas, donde se va tu mente y tu imaginación, que te aleja de lo que quieres/necesitas/te conviene hacer. La meditación puede ayudarte en este darte cuenta.
  • Si aparece la pereza, encontrar la energía que te permita superar la barrera de la pereza (transformar la pereza en acción).

Cuando cumples con lo que te propones, muestras disciplina. La disciplina te lleva a una mayor sensación de autocontrol. La sensación de autocontrol lleva a la autoconfianza. Confías en otro cuando cumple lo que te dice, confiarás más en ti cuando cumples lo que te propones.

La disciplina genera coherencia conmigo mismo, entre lo que quiero hacer y lo que hago. Hacer lo que te conviene, incluso cuando no te apetece.

Empieza con un primer reto: levantarte con el primer sonido del despertador, leer 30 minutos todos los días, planificar el día la noche anterior.

Ponlo fácil (entorno). Más fácil irte a correr según te levantas si has dejado la ropa preparada el día anterior. Poner más a mano la comida que te conviene comer y poner más difícil la que no te conviene o directamente no comprarla. Reduce opciones, elimina las que no te convienen, eso lo hace más fácil.

La disciplina no es un castigo, es algo que tú decides para llevar una vida que deseas (desde tu punto de vista).

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Las oposiciones, una carrera de fondo

Las oposiciones son una carrera de fondo en la que no siempre se ve el final, las fechas no están siempre determinadas y van pasando los meses e incluso los años sin que aparezca la convocatoria.

Cuando la convocatoria se anuncia próxima o ya se plantean las fechas para las pruebas, todo el mundo se pone a correr. El que haya empezado a andar antes tendrá algo de ventaja.

Estamos en tiempo de oposiciones, muchos años con plazas congeladas y quizá las elecciones próximas animan a consolidar puestos de trabajo. Me tocan cerca las oposiciones de enfermería, así que este post va dedicado a las enfermeras y enfermeros, especialmente a quién me ha pedido que escriba un post sobre el tema.

Lo primero es conseguir buenos materiales para estudiar, tener claro el temario, aprender de los que ya han pasado por las oposiciones y ordenar el material. En muchos casos merece la pena invertir en comprar el material y apuntarse a unas clases que nos ayudan a mantener el ritmo.

Buscar el entorno de estudio adecuado, en casa preparar una buena mesa, con una silla adecuada y buena iluminación. Un atril puede prevenir dolores de espalda. Puedes establecer más de un sitio para satisfacer la necesidad de cambio, en ocasiones espacio compartido en una biblioteca donde sientes que no eres el único que está estudiando.

Planifica lo que vas a estudiar en los próximos meses, marcando donde tienes que haber llegado cada semana. Revisa semanalmente si cumples con los objetivos, tanto de avance en la materia como de horas previstas de estudio.

Para empezar coger ritmo de estudio diario, 6 días a la semana puede ser adecuado para descansar uno. Igual que si llevas tiempo sin correr al principio puede costar correr 7 minutos en poco tiempo podrás ir aumentando. Para ir entrenando la concentración puede venir bien la técnica Pomodoro explicada en un post anterior.

La clave suele ser la disciplina, también conocida como constancia o perseverancia. Las dificultades están ahí para distinguir a los que dicen que quieren de los que realmente quieren ¿Realmente quieres sacar la oposición? No te engañes y no te pongas excusas, cada día planificado hay que cumplirlo. Si pones la excusa “por un día no pasa nada” volverás a caer más días y se puede convertir en rutina el no cumplir contigo. Si algún día no te apetece ponerte emplea el truco de los cinco minutos, lo que suele costar más es empezar.

“La constancia es la madre del éxito”

Encuentra tu ritmo: Un buen ritmo puede ser 45 minutos de estudio y 10 de descanso durante 3 horas y media (sacas tres horas de estudio), un par de horas de descanso y repetir el proceso.

Estabilidad: estudiar a las mismas horas y a las mismas horas todos los días, coger una rutina-hábito de estudio hace más fácil avanzar. Esto es difícil para las enfermeras que trabajan a turnos y cada día es único. La recomendación es estabilidad según el turno, planificar las horas de estudio como parte del turno, además de planificar el descanso en el ciclo.

En el siguiente gráfico planteo un ejemplo de cómo ajustar el estudio para un turno de los llamados “anti-estrés”: dos mañanas, dos tardes, dos noches, salida de noche y tres días libres. Cada quién deberá ajustar el estudio a su turno de trabajo.
Ejemplo ajuste horas de estudio para oposición y trabajo a turnos
Busca un grupo de apoyo, más gente en tu misma situación, que te entienda y que tenga el mismo ritmo y tiempo que tú. Te ayudarán en los momentos duros, que los habrá.

Descansa adecuadamente, duerme lo suficiente, no te olvides de hacer ejercicio. Y simplifica tu vida, seguro que hay muchas cosas que pueden esperar, aunque no aparques las importantes. Puedes planificar un día de descanso en el ciclo y plantearlo como un premio si has cumplido el resto de los días.

Revisa si vas avanzando según lo previsto. Si no cumples lo planificado o las horas de estudio no cunden pregúntate porque para poder poner solución. Si cumples date algún pequeño premio, gominolas o chocolate puede ser suficiente.

Cree que puedes. Estudia para sacar la oposición, si no crees en ti el mundo no va a creer en ti. Si no crees que puedes aprobar no estudiarás con el mismo espíritu. Decía Henry Ford “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes estás en lo cierto”. Esta máxima se cumple en todos los ámbitos de la vida.

Un extra si tienes hijos, el más difícil todavía, buscar el apoyo de la pareja, demás familia y próximos. Los hijos también son una carrera de fondo y no vale con ir dando esprines, probablemente sacar la oposición adelante es algo bueno para ellos y para la pareja, ahí puedes encontrar motivación.


El trabajo constante se irá acumulando como los granos de arena de la playa y habrás hecho lo posible para el gran o fatídico día, suerte y disfruta por el camino. Aunque no se de bien siempre te quedará lo aprendido y tendrás un trecho avanzado para la próxima ocasión, aunque nunca se sabe cuándo pasará el próximo tren.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Ley de la cosecha

En un par de generaciones hemos perdido gran parte de nuestra conexión con la naturaleza. Mis abuelos eran agricultores, estaban conectados con la tierra y entendían bien las leyes naturales, la vida les iba en ello.

Una de esas leyes universales es la ley de la cosecha, hay que sembrar para poder recoger. Además no es automático, no vale solo con sembrar, existe todo un proceso. Este proceso va en contra de la cultura del pelotazo, hay que dar tiempo para que la semilla crezca y poder recoger los frutos.

Cada fruto tiene su periodo de crecimiento y maduración, una cosa es sembrar trigo y otra distinta es plantar un cerezo. En un caso nos puede permitir recoger en un periodo más corto y en otro en un plazo más largo, también durante más tiempo.
Cosecha de quinoa - foto de Mariano Mantel
Antes de nada hay que preparar la tierra, como hace el caballero con suerte que consigue el trébol de cuatro hojas en el libro “La buena suerte” de Alex Rovira y Fernando Trías de Bes. Buscar la tierra adecuada, prepararla para cuando llegue la semilla.

Una vez preparada la tierra y en el momento adecuado toca sembrar y sembraremos según lo que queramos recoger, si quieres recoger tomates no sembrarás patatas.

Cada semilla, cada planta, necesita sus cuidados, regar lo necesario, quitar las malas hierbas. Según lo que sembremos y lo que queramos recoger habrá momentos en los que tengamos que tener mayor dedicación y emplearnos con disciplina, no vale con regar hoy para todo el mes, hay que ir de forma progresiva.

Y tenemos que estar atentos para recoger en el momento oportuno, cuando la semilla ha madurado. La cosecha también puede suponer dedicación, disciplina y esfuerzo.

Quien convive con agricultores sabe que no siempre que se hace el trabajo se recoge, no siempre que se siembra y se pone empeño la cosecha es buena, dependemos de fenómenos que no controlamos, como que haga calor o frío, de que hiele en el momento menos oportuno.

A pesar de estas componentes menos controlables es casi seguro que si no siembras no recogerás y que sembrando incrementas tus posibilidades de recoger, tanto o más cuanto mejor conozcas el proceso de lo que siembras y cuanta mayor disciplina apliques.

Para conocer cómo sembrar y llegar a una buena cosecha lo mejor es preguntar a los que ya lo han hecho. Vamos pasando nuestros conocimientos de una generación a la siguiente, lo que nos ha permitido ir aprendiendo cada vez más, apoyándonos en los que vinieron antes que nosotros. Aprovecha este conocimiento que ya está ahí.

Somos responsables de lo que recogemos, si no te gusta lo que recoges mira a ver qué es lo que has sembrado (y cómo has cuidado lo que has sembrado). Sirve para resultados académicos, en las relaciones con los demás, en el trabajo que tienes y en todos los aspectos donde busques un resultado. Somos responsables de nuestra vida y dependiendo de lo que siembres hoy recogerás mañana.


¿Qué es lo que estás recogiendo? ¿Qué quieres recoger? ¿Cuál es el proceso? Paciencia, que la semilla crezca lleva tiempo, y disciplina, no todos los días apetecerá ir a cuidar la tierra ¿Qué vas a sembrar y recoger?

El periodo de crecimiento puede ser largo y en algunos casos puede parecer que no está sucediendo nada. La naturaleza tiene sus reglas y son reglas a respetar.