domingo, 6 de septiembre de 2020

No puedes acabar una tarea a menos que la empieces

 Hay días que soy un maestro de la procrastinación (hacer cosas triviales posponiendo las importantes), de dejar para mañana lo importante, entreteniéndome con mil tareas menores, sin importancia, que me dan la sensación de que hago algo productivo, mientras lo importante, lo que quería hacer sí o sí se queda en el tintero, sin hacer. Nos consolamos diciendo, “al menos estoy haciendo algo”.

El problema se agrava si esté hábito improductivo se alarga: una semana, varias semanas... Puedo ser consciente si me doy cuenta de que lo importante lleva demasiado tiempo sin avanzar.

Mejor no hacer nada que estar ocupado en cosas poco útiles que te despistan

Cuando lo importante no avanza y tiene fecha límite, con el tiempo, se convierte en una crisis. Al ser importante, va a tener consecuencias, y como al ir dejándolo, queda poco tiempo para la fecha límite, el estrés aparece. Si el estrés es moderado y puntual nos puede ayudar a superar esa crisis. Otro problema es cuando las crisis son una constante, el estrés se convierte en crónico, saltando de una crisis a la siguiente.

“Posponiendo lo importante provocamos crisis en nuestra vida cuando se convierte en urgente”

Lo importante puede pasar inadvertido cuando no hay fecha límite, lo podemos posponer de manera infinita. Suelen ser las que nos llevan a resultados muy positivos si las hacemos y que, sin embargo, pasan desapercibidas si no las hacemos. Si pones fecha a lo importante, al menos te darás cuenta de por cuanto tiempo lo vas posponiendo.

Lo importante es lo que tiene consecuencias. Lo que hacemos nos lleva a resultados. Las consecuencias pueden ser muy buenas cuando hago algo con importancia o al hacerlo puedo evitar unas consecuencias negativas.

Dejar para mañana es un hábito, cuanto más vas dejando una cosa más fácil es que la sigas dejando para más adelante. Si procrastinas en algún ámbito de tu vida es más fácil que también lo hagas en otros. Si quieres obtener resultados diferentes tienes que romper el hábito.

“Si lo dejas para mañana un día, es probable que los días vayan pasando uno tras otro”

Puedes ir dejando lo que te desagrada, aun sabiendo que lo tienes que hacer, con lo que la preocupación y el desagrado irán creciendo. Hazlo primero, cuanto antes, y disfruta del resto. Es más fácil hacer lo que nos gusta, aunque las consecuencias no sean las que nos gustan. Inteligencia para ver las consecuencias de nuestros actos.

Otro motivo es encontrar la tarea abrumadora o demasiado difícil, no sabes por dónde empezar. Puedes dividirla en tareas más pequeñas, empezar a hacer y normalmente el camino aparece ante ti. No puedes ver todos los giros hasta que no empieces a andar ¡Cuantas veces lo que parece tan difícil no lo es tanto si nos ponemos a ello!

No puedes acabar una tarea a menos que la empieces

También nos lleva a posponer las cosas el perfeccionismo, que nos paraliza, la indecisión ante la necesidad de acertar, no equivocarnos. Aunque no actuar puede ser un error mayor. Los autores perfeccionistas siempre están revisando el primer capítulo, así que rara vez terminan un libro.

Algunas preguntas que te pueden ayudar a tomar conciencia: ¿Qué suelo procrastinar? ¿Qué estoy posponiendo ahora? ¿Cómo me siento al darme cuenta? ¿Qué causa mi hábito de dejar para más tarde? ¿Cuáles son las consecuencias?

Por otra parte, ver lo que dejas para más adelante, puede hacerte ver que realmente no lo quieres hacer, no te toca (es responsabilidad de otro), no está de acuerdo con tus valores y prefieres aceptar las consecuencias de no hacerlo. En ese caso, es momento de pasar página, dejarlo y dejar de sentirte culpable por no hacerlo.

Dos reglas para conseguir cualquier cosa: primero empieza y después continúa ¿Qué quieres conseguir? Pues es momento de empezar, deja de ponerte excusas.

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