lunes, 25 de marzo de 2024

Entre la autoexigencia y la mediocridad. La clave es la autocompasión

En el equilibrio está la virtud. Muchas veces me cuesta involucrarme con determinadas iniciativas porque sé que me acabo sobrecomprometiendo. En determinados ámbitos me cuesta decir “así es suficiente” y sigo exigiéndome más, algunas veces más allá de lo razonable.

Este sobreesfuerzo también me ha dado buenos resultados. Cuando le metes mucho trabajo todo suele ir bien. El tema es saber cuando es suficiente, cuando te estás pasando.

Esto puede pasar en distintos ámbitos, tanto en el trabajo como en casa. Aunque en general lleva a resultados, otras veces puede ser contraproducente. Cuando tienes un equipo y les llevas más allá de los límites, cuando te vuelves también exigente con los de alrededor, no solo cuando te pasas contigo mismo.

Estas últimas semanas he hecho el curso de mindfulness y autocompasión y una de mis conclusiones es que en determinadas circunstancias me va bien reducir mi autoexigencia.

Soltar determinadas cosas, reducir el esfuerzo en otras en las que solo yo percibo que hay que hacer más (cuesta darse cuenta). Soltar, deja tiempo para otros aspectos, que a veces son más importantes. Tener espacio hace que veas posibilidades.

Atrapados en la autoexigencia, que tiene que ver con el perfeccionismo, nos enredamos, me enredo, en pequeños detalles. Dejo sin hacer otras cosas, me agoto innecesariamente.

La autoexigencia está relacionada con el burnout, el síndrome del trabajador quemado. La excesiva dedicación, la autopresión constante, el perfeccionismo y la sobrecarga de trabajo puede llevar al agotamiento emocional y mental.

Agotada por el exceso

Ser compasivo conmigo tiene que ver con tratarme bien, saber que lo que me pasa a mí le pasa a más gente (humanidad compartida) y mindfulness (darse cuenta, estar aquí y ahora).

La gran pregunta “¿Qué necesito ahora?”. Que quizá no sea lo que quiero, o lo que me apetece, sino lo que me va bien.

Siempre se puede hacer más, lo que no quiere decir que hacer más compense, que sea lo que necesitamos. Tampoco la vía para llegar donde queremos llegar. Encontrar tu equilibrio, lo que te sienta bien, lo que te lleva donde quieres ir.

Soltar la autoexigencia tampoco significa conformarse con la mediocridad, sino más bien adoptar una perspectiva más realista y compasiva hacia ti mismo mientras buscas un equilibrio saludable en tu vida.

Reconoce tus límites, lo que te sienta bien. Se amable contigo cuando estás cansado, el descanso nos recarga. Encuentra tú equilibrio sin olvidarte de ti.

2 comentarios:

  1. "Soltar determinadas cosas, reducir el esfuerzo en otras en las que solo yo percibo que hay que hacer más (cuesta darse cuenta)." Me sirve esta frase!! :-) Gracias!
    Por otro lado, a mí me pasa a veces que me enredo con los detalles finales de algo, por perfeccionismo... Pero también porque terminar implica pasar a otra cosa y me resulta más fácil seguir con lo que estoy ya concentrada que iniciar algo distinto! 😅

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    1. Adela, al menos te das cuenta de que cuesta el cambio, que te resulta más fácil seguir con lo mismo que ya estás

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