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viernes, 5 de mayo de 2017

Cómo prepararnos para el futuro

Si te atrae el título es que de vez en cuando piensas en el futuro, tanto en las cosas que harás, cómo en las cosas que podrás hacer, como en su falta de previsibilidad y si tienes hijos puede que estés preocupado más por su futuro que por el tuyo, al fin y al cabo si tienes una cierta edad te puedes ver hasta medio encaminado.

En cualquier caso la vida nos puede cambiar en un instante, podemos pensar que tenemos el trabajo para toda la vida y de repente, cuando tenemos cuarenta o cincuenta años cierra la empresa, así sin esperarlo, sin tiempo para hacernos a la idea, o pueden pasar otras muchas cosas.

Hacer una previsión a más de cinco años se hace muy complicado, es como prever el tiempo para la semana que viene o más difícil, para el mes que viene, podemos tener una aproximación, aunque esa aproximación-previsión puede cambiar en cualquier momento.

Ayer estuve escuchando en Burgos (http://www.teamingday.es/) a Julia de Miguel (@judimat) y a Gregorio Luri (@GregorioLuri) hablando sobre educación, sobre padres, profesores, hijos y alumnos. Ambos compartieron una idea: es difícil, casi imposible, saber que nos depara el futuro y que les depara a los más pequeños (nuestros hijos o alumnos).
El trabajo del futuro (en Youtube) - ¿Estás preparado?
Por otra parte y cómo para compensar este desconocimiento, tampoco las cosas importantes han cambiado tanto, parece que es valioso educar en confianza, cariño, amor, autonomía, dejar que aprendan, poder probar (acertar y equivocarse), motivar y facilitar automotivación.

La preocupación (pre-ocupación; ocuparse por anticipado) por el futuro nos trae ansiedad sobre todo lo que queremos hacer, lo que tenemos que saber y lo que podría pasar. Y esta preocupación es mayor si pensamos que no podemos prever el futuro.

Si miramos al pasado en los últimos años han desaparecido muchas ocupaciones, otras han cambiado y han aparecido otras muchas. Hace 20 años casi nadie utilizaba un móvil y los universitarios de hoy ya no recuerdan cómo era eso de no tener móvil. Si algo es seguro es que el mundo cambia, aunque se mantiene la esencia, una aproximación al mundo líquido frente al sólido del que hablaba Bauman.

Qué tal confiar, ir caminando y saber que se hace camino al andar, que según avancemos iremos viendo el próximo paso, crear una planificación flexible que nos permita adaptarnos, cambiar si es que queremos y disfrutar del camino, que es lo que tenemos aquí y ahora.

Una pregunta que se hacen los niños ¿Por qué los adultos siempre tienen prisa? Puede ser cierto que vamos demasiado rápido a ninguna parte y mientras tanto nos perdemos el camino.


Julia de Miguel (@judimat) compartió un vídeo de Forrest Gump sobre la vida comparada con una caja de bombones, te dejo otro con la misma idea, son 33 segundos ¿Qué nos va a traer la vida? No lo sabemos, disfrutemos del camino y del bombón que nos ha tocado.

miércoles, 27 de enero de 2016

Marrones y cómo afrontarlos

Seguro que te has visto alguna vez envuelto en un marrón, yo ahora estoy en uno y creo que puede ser buena receta reflexionar el cómo afrontarlo.

Lo primero es la definición de marrón (no el color), según la Real Academia de la Lengua es una situación u obligación molesta, desagradable o embarazosa. Además, comerse un marrón, es cargar con la culpa o hacer frente a una situación difícil o embarazosa.

En el marrón la situación suele suponer falta de control, resultado incierto y viene acompañada de nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, cabreos con los de alrededor, dificultad para conciliar el sueño, cansancio, falta de concentración, lo que reduce la capacidad de afrontar el marrón, perjudica nuestras relaciones y nos lleva a la preocupación.
Angustia - preocupación de Blico_O
La pre-ocupación, como su propio nombre indica, supone ocuparse por anticipado, suponiendo problemas que aún no se han presentado y que si reflexionamos resulta que en el 90% de las ocasiones no se presentan. Dejemos de pre-ocuparnos por lo que vendrá y pasemos a ocuparnos de lo que tenemos entre manos. Pre-ocuparnos no aporta nada y nos resta capacidad para lidiar con la situación.

El libro “Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida” de Dale Carnegie me inspira un enfoque que me gusta para enfrentarse a los marrones:
  1. Reunir todos los datos, conseguir información - ¿Qué me preocupa?
  2. Analizar la situación a la luz de la información. Generar alternativas - ¿Qué puedo hacer?
  3. Decidir en función del análisis - ¿Qué voy a hacer?
  4. Actuar conforme a lo decidido - ¿Cuándo empiezo?

Quizá llegues a la conclusión de que no se puede hacer nada, que es un marrón irresoluble, para lo que es bueno recordar la oración de la serenidad: “Señor, concédeme fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar, serenidad para aceptar aquello que no puedo cambiar y sabiduría para entender la diferencia”.

Si tiene solución - Acción
Si no tiene solución - Aceptación

En algunos casos tienes la posibilidad de actuar para aumentar las posibilidades de un final feliz, pues haz lo que puedas y no más de lo que puedas, que pueda condicionarte en el futuro. En ocasiones, si no nos paramos a pensar, hacemos demasiado, más de lo necesario, con lo que no nos ayudamos a nosotros ni a los demás. Pregúntate el para qué y dónde te deja hacer más de lo necesario.

En ocasiones con nuestro afán por ayudar atraemos auto-marrones, nos creamos obligaciones y generamos dependencias de los demás hacia nosotros para después quejarnos de lo mucho que hacemos. Es difícil darse cuenta de nuestro papel en estos casos.

¿Por qué te ha caído el marrón a ti? (en mi caso tengo parte de responsabilidad, que no culpa, en su aparición) y qué es lo que tienes que aprender de la experiencia, porque si no aprendes seguirán surgiendo marrones hasta que aprendas lo que tienes que aprender.

En mi caso estoy interiorizando que es mejor ponerse colorado una vez que rojo todos los días, es mejor decir “NO” en el momento adecuado si no soy la mejor persona para sacar adelante el proyecto aunque me animen y me doren la píldora. Si el marrón no es tuyo no tienes por qué aceptarlo, no hace falta comerse marrones que no son tuyos y lo justo es que lo solucione quien tiene la responsabilidad.