viernes, 18 de marzo de 2016

Ciclo decreciente de productividad y autoconfianza

Una excusa muy fácil para no ir a por lo que queremos es decir “No sé lo que quiero”. Es que si sabes lo que quieres tienes que empezar a justificar por qué no te pones a ello.

Es una excusa que yo me he puesto de vez en cuando y no hace mucho alguien me dijo “Yo creo que sí que sabes lo que quieres”. Podía haber seguido preguntando por qué me ponía esa excusa, o qué me estaba ocultando, me hubiese obligado a pensar.

El primer paso es saber lo que quieres, por ejemplo un aprobado, y el siguiente ponerte a hacer lo necesario para conseguirlo, como puede ser estudiar, lo que no siempre conseguimos. ¿Por qué sabiendo lo que tengo que hacer (para conseguir lo que quiero) aun así no lo hago? Lo voy dejando para más adelante.
Vamos a intentarlo - foto de Slideshare
Todos dejamos cosas para después, si es de forma puntual no suele suponer un problema, lo problemático es si forma parte de nuestro estilo de vida.

Conozco gente que dedica la mayor parte de su tiempo a reprogramar lo que no ha hecho, sin darse cuenta de que dejará de hacerlo nuevamente y lo volverá a reprogramar. Cambiando citas de un día para otro y programando actividades que siempre quedan pendientes.

Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy te puede llevar a una de las dos siguientes situaciones:
  1. El ciclo decreciente de la productividad y la motivación: Poco a poco el hábito de no hacer lo que planificado va minando su autoconfianza, convencido de que planificar entonces es una pérdida de tiempo decide no planificar, lo que nos lleva a no conseguir los resultados que queremos y para no sentir culpa y remordimientos deja de plantearse qué resultados quiere conseguir. Acaba conformándose y renunciando a ponerse objetivos ambiciosos, cayendo en la comodidad y en la rutina, sintiéndose atrapado en una vida que quizá no le gusta. Esto lo llamo el ciclo decreciente de la productividad y la autoconfianza, se va perdiendo motivación y se cae en una monotonía sin propósito.
  2. Enganchado al estrés: se deja todo para el último momento, cuando no hay otra opción que poner tus fuerzas al límite para conseguir el objetivo. La tensión hace que generemos adrenalina y en ocasiones con un sobre-esfuerzo conseguimos resultados, en la mayoría de los casos por debajo de nuestras posibilidades. Estos resultados mediocres nos hacen sentir satisfechos dada la circunstancia de falta de tiempo (Es como cuando vas perdiendo un partido y en el último momento consigues empatar, estás encantado aunque podías haber conseguido más).  Este ciclo de emoción-satisfacción encubierta nos convierte en adictos a la emoción y la adrenalina, estableciendo el hábito de dejar para el último momento.
En ocasiones dejamos para luego porque no nos sentimos capaces de hacer lo que tendríamos que estar haciendo o porque estamos esperando la ocasión para hacerlo perfecto, lo que nos paraliza y nos lleva a hacer cosas menos importantes.


Vistas las consecuencias de dejar para después creo que es el momento de que te plantees que es lo que quieres y vayas a por ello, al menos lo habrás intentado y espero que disfrutes por el camino. Deja de ponerte excusas (acaba con la excusitis) y empieza ya.

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