sábado, 9 de abril de 2016

La excusitis te aleja de la solución

¿Has dicho alguna vez no tengo tiempo? Casi seguro que sí, me incluyo entre los que hemos puesto esta excusa. Si te paras a pensar es una excusa falsa, todos tenemos 24 horas al día, todos los días, vivimos inmersos en el tiempo como los peces en el agua, por eso a veces nos cuesta darnos cuenta de que sí tenemos tiempo.

Si hay algo que te lleva una hora y en un mes no lo has hecho ¿seguro que es por falta de tiempo? No será por falta de ganas o porque priorizas otras cosas.

Si propongo a alguna persona quedar a tomar café y me contesta que no tiene tiempo es que no soy prioritario para ella. Sí tiene tiempo, lo que pasa es escoge no tomar café conmigo. Va a dedicar su tiempo a otra cosa. Lo que es legítimo.

La mayoría de las veces decidimos que hacer casi en automático, sin pensarlo mucho, te invito a que reflexiones ahora en cómo priorizas: Lo que más me apetece, lo más corto, lo último que me ha pedido, lo primero que me han pedido, lo más fácil…
Las excusas de Dilbert no hacen el trabajo
De tantas formas como podemos priorizar te sugiero priorizar lo importante, lo que te va a llevar a los resultados que tú quieres, en el largo, en el medio y en el corto plazo. Puedes disfrutar del camino y de la satisfacción del logro conseguido. Y esos resultados pueden ser descansar aquí y ahora, pueden ser ayudar a algún amigo o quizá a un desconocido y disfrutar de la satisfacción que produce.

Y te propongo que te des unos segundos, un par de respiraciones tranquilas, para decidir qué hacer, para evitar el interruptor automático e incorporar la consciencia, la decisión pensada. Saber que tienes el control, no de las circunstancias pero si de lo que haces con las circunstancias.

El decir “no tengo tiempo” es adoptar el papel de víctima, tienes un tiempo con el que no puedes hacer todo, tu responsabilidad es elegir, elegir que hacer y responsabilizarte de los resultados a los que te llevan tus elecciones. El decir “no he tenido tiempo” es poner excusas, es poner la responsabilidad fuera, es adoptar el papel de víctima.

Además la víctima cede el control de su vida, es víctima de las circunstancias. Se enfoca en el problema y en todo lo que se puede haber dado mal más que en la solución, en lo que se puede hacer con lo que ha sucedido hasta ahora.

La víctima se centra en lo que ha ido mal y busca excusas en lugar de soluciones. Lo que pasa también en las empresas si se buscan culpables todo el mundo tendrá una excusa y nadie pensará en las soluciones.

La excusa parece que te exime de buscar soluciones. Y la excusa no solo se pone frente a otros, también nos la ponemos a nosotros mismos, depende de qué es lo que nos decimos, de cómo nos auto-justificamos.  

Si no he hecho algo que debería haber hecho me puede centrar en decirme cuáles han sido las circunstancias que me han puesto dificultades para hacerlo, en la justificación o me puedo centrar en el siguiente paso para hacerlo, en la solución.

Enfocarte en la justificación perpetúa el problema y te convierte en víctima, centrarte en la solución te lleva a avanzar y a convertirte en protagonista. ¿Quieres ser víctima o protagonista?
Progresas o pones excusas

1 comentario:

  1. En el mundo de la empresa es muy común este problema. La gente pone excusas y pasa la pelota y a mi eso me come los nervios porque al final no se soluciona el problema.

    Hace poco vi un vídeo sobre esto de un tal Fred Kofman ¿Eres oveja o tigre? ¿Las cosas te pasan o haces que pasen?


    Un Saludo!!

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