jueves, 19 de mayo de 2016

La prisa en la comunicación lleva a la confusión y al conflicto

Los griegos distinguían entre Kairos y Chronos: Kairos es el tiempo adecuado u oportuno para que algo importante suceda y Chronos es la personificación del tiempo, el tiempo de reloj, el tiempo que pasa.

Cuando vamos a hablar con alguien con el reloj en la mano, porque tenemos cinco minutos, nos sentimos con prisa y en muchas ocasiones la comunicación no va bien.

Es distinto decir algo rápidamente a que el interlocutor lo escuche y lo comprenda. El teléfono estropeado es un juego infantil que pone de manifiesto la diferencia entre lo que se dice y lo que se escucha, mucho más complicado si además se busca la comprensión.

Ser rápido con las personas no siempre es eficiente, la prisa en la comunicación puede llevar al error, a la confusión, a la incomprensión y al conflicto. En muchos casos porque no nos tomamos el tiempo para escoger cómo decir las cosas, buscar el momento oportuno y en otras ocasiones porque la comunicación es breve en exceso.

Contar algo lleva un tiempo y si queremos que nos comprendan lleva más tiempo. Un buen paso es comprobar si nos hemos explicado bien para que nos entiendan, si han entendido lo que queríamos decir y si nosotros entendemos lo que nos quieren decir, no sólo las palabras, también los sentimientos y emociones que las acompañan. Comprender al otro, escuchar, lleva más atención que simplemente oír.
El conejo de Alicia en el país de las Maravillas - Siempre con prisa
Cómo vivimos en el mundo de la prisa ante cualquier comentario, pregunta, sentimos que debemos dar una respuesta inmediata y este sentimiento de prisa puede estar aumentado si la comunicación o el tema nos cabrea, contestamos desde el calentón, con los nervios a flor de piel y después nos arrepentimos.

No hace falta acabar hoy todas las discusiones, se pueden dejar para mañana, en ocasiones el tiempo hace su labor y los puntos de vista cambian de un día para otro, el nuestro o el de nuestro interlocutor. Hay gente que se lamenta de no tener la respuesta justa e inmediata, envidian a los que tienen una creatividad rápida, aunque a veces la mejor respuesta es la ausencia de respuesta, el estar callado. El tiempo puede hacer que la respuesta, la comunicación y la relación sean mejores en otro momento.

Sucede lo mismo con las decisiones precipitadas, fruto de la prisa y la comunicación precipitada. Cuando nos piden que decidamos algo parece que teníamos que haber decidido ayer. Quizá no haya que posponer todas las decisiones y paralizarnos con el análisis, aunque para las decisiones importantes es mejor el Kairos (tiempo oportuno) que el Chronos (tiempo de reloj y la prisa).

Siempre presionados por hacer algo, estar parado tiene mala prensa y no siempre es necesario ni conveniente estar haciendo. Cuando haces algo y te arrepientes echar marcha atrás puede ser costoso. La clave es el equilibrio entre hacer y no hacer, entre el pollo sin cabeza y la parálisis por el análisis.

Deja espacio, un tiempo, para que entre en juego la decisión consciente, darte cuenta de lo que estás sintiendo en la comunicación, en las decisiones, que emoción te despierta y que es lo que te está diciendo el cuerpo. Parar para después avanzar con mayor claridad.

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