Hoy me
pasó algo que quizás a ti también te resulte familiar: tenía muchísimas cosas
que hacer, algunas que quería y otras que debía hacer. Me encontré atrapado en
ese punto incómodo en el que no sabes por dónde empezar y, como resultado, no
avanzas en nada. Paralizado por la abundancia, como el que tiene demasiadas
elecciones y no elige.
Algunas
veces, en lugar de ponerte con eso, te entretienes con cualquier cosa, para no
abordar la montaña que te espera. Entretenido, en lugar de avanzar en lo que quieres/tienes
entre manos.
Vencer
la parálisis del exceso
Cuando te ves en esta situación, hay dos posibilidades:
- Aunque tienes muchas tareas hay tiempo para todas. Solo hay que organizarse.
- O puede que, simplemente, no tengas tiempo para hacer todo lo que te gustaría.
En
ambos casos, el primer paso es parar y organizarse. No se trata de perder media
mañana planificando, sino de dedicar unos minutos, el tiempo justo para poner
un poco de orden en medio del caos mental.
Si
descubres que tienes tiempo para todo, la clave estará en ponerte en marcha y
no despistarte demasiado. Una cosa a la vez, avanzando paso a paso.
Si,
por el contrario, ves que no hay manera humana de llegar a todo, es el momento
de seleccionar conscientemente qué cosas sí vas a hacer... y, muy importante,
qué cosas no vas a hacer. Renunciar no siempre es fácil, pero es necesario para
liberar espacio mental y emocional.
Así
que, si hoy te sientes como yo esta mañana, recuerda: respira, organiza, elige,
y empieza.
“Parar,
respirar y elegir”
Con
calma y con claridad. Así, entre otras cosas, he escrito esta entrada en el
blog. Aunque no disponía de tiempo para todo y he tenido que elegir.
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