Hablando
con una amiga ha surgido el tema de que se nos mete prisa para todo, estamos en la cultura de la prisa, interpretamos el carpe diem como que no te puedes perder nada y tienes que ir
corriendo a hacer lo siguiente. En la publicidad nos venden todo lo que
necesitamos para ser felices y tenemos que correr para conseguirlo. Tanto correr detrás de la fatua felicidad
lo que conseguimos es perderla porque no tenemos tiempo de verla donde
estamos.
Parece
que el “carpe diem” es ir a tirarse
en parapente cuando esta locución latina literalmente significa toma el día,
que viene a ser “aprovecha el momento”.
Aprovechar
el momento puede ser estar descansando en el sofá, una buena charla con un
amigo, una barbacoa de verano o ver una película que disfrutas. Cada uno debe decidir cómo aprovechar su
momento.
Y
vueltos hacia la sabiduría de la antigüedad, que ha perdurado hasta nuestros
días. Cómo ya contábamos en la entrada de volver a nacer,
en el griego oráculo de Delfos, en el frontón del templo encontramos dos
preceptos:
- “Conócete a ti mismo”: punto de partida para marcar tu dirección, saber lo que quieres, a qué puerto te diriges.
- “Nada en demasía”: un poco de ejercicio es bueno, demasiado puede ser negativo; dormir es necesario y dormir demasiado nos deja entumecidos. Encontrar la justa medida
También
en Grecia, con referencia al tiempo se empleaban dos palabras, Cronos y Kairós.
Cronos tiene naturaleza
cuantitativa, que se puede medir, lo podemos asimilar al tiempo del reloj, a
las horas que pasan. Kairós es
cualitativo, el momento adecuado para que algo suceda, el tiempo oportuno para
hacer algo. Nos fijamos tanto en el reloj para hacer las cosas que nos
olvidamos de sentir lo adecuado para cada momento.
Cuando
alguien sabe que me apasiona la gestión del tiempo, vivir el tiempo, la
pregunta es dónde tengo la barita mágica, esa que permite tener los días más
largos (¿serán de 30 horas?), conocer la receta de poder hacer más en menos
tiempo ¡¡no tengo la barita mágica!! el truco es dejar de hacer cosas,
decidir qué vas a dejar para poder hacer otras cosas que valoras más.
Varita mágica para estirar el tiempo |
Es
buen momento para recordar la fábula de la liebre y la tortuga, la tortuga
tarda en llegar y siempre llega, es constante, no va corriendo de un lado a
otro, no empieza algo y lo deja a medias. Cada vez que interrumpimos una
actividad (leer un libro, fregar…) retomarla nos llevará un tiempo, se va
alargando. Tanto estar en lo siguiente, en el futuro, nos olvidamos de vivir lo
que nos toca en el presente.
Estamos
en una sociedad en la que el estrés vende, tendemos a decir: ¡Estoy ocupadísimo!
¡No me da la vida! ¡No tengo tiempo! ¡Ando estresado! Si te oyes mucho diciendo
estás frases puede ser momento de frenar.
Tanto
decir que estamos estresados nos estresamos de verdad. El estrés está relacionado
con la vida sedentaria, comer mal, el alcohol y el tabaco entre otras cosas, lo
que en el largo plazo nos lleva a perder la salud o directamente a la caja.
Puedes
repetirte la frase: “No puedo hacerlo
todo”, así que tengo que elegir, poner en orden lo que tengo, quiero hacer
y decidir antes de estresarme. Al menos seré yo quien decida qué se queda sin hacer,
lo que es asumir la responsabilidad de mi propia vida. Si no merece la pena
hacer algo, hacerlo bien sigue sin merecer la pena.
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