Hace
unos cuantos años disfruté de una beca para trabajar en una oficina de Caja
Madrid, después de una semana de formación estaba atendiendo una ventanilla en
una oficina muy concurrida, tres personas en caja que no parábamos en toda la
mañana.
Paco,
uno de mis compañeros, sonreía a cada cliente, lo trataba con una amabilidad más
allá de lo común y así todos los días. Me llamó mucho la atención su gran
actitud y me agradaba mucho trabajar con él, todo el ambiente mejoraba con su
presencia.
Tras
dos semanas trabajando juntos no pude resistirme a decirle lo que me admiraba
su buen trato a todo el mundo y el me contesto con una gran explicación: “Mira,
en cualquier caso estoy aquí de 8 a 15 atendiendo a personas y puedo elegir estar
de buen humor, sonreír y dar un poco de alegría a cada uno o estar de mal humor
y amargado porque me gustaría estar haciendo otra cosa. Cada día elijo regalar
una sonrisa sentida al que pasa por ventanilla y lo mejor de todo es que muchos
me devuelven esa sonrisa multiplicada, disfruto la mañana, acabo con más
energía, me siento más contento y tengo muchos menos problemas”
¿Cómo
crees que sería esa mañana si hubiese optado por estar de mal humor y con el
ceño fruncido? Las emociones se contagian y podemos contagiar alegría, enfado, hasta
el cansancio y la desgana. La ley de la reciprocidad hace que recibas lo que
das, si no recibes lo que quieres mira a ver qué es lo que estás dando.
¿Sonríes
porque estás feliz? O ¿Estás feliz porque sonríes? Tendemos a pensar que la
sonrisa es expresión de una felicidad, las sentimos casi a la vez. Los psicólogos
han demostrado que la emoción puede seguir al gesto, que si sonreímos seremos un
poco más felices. La acción, la sonrisa, podemos controlarla, es más
escurridiza la felicidad.
Foto de Javier Martínez - La sonrisa del poeta |
Para
generar cercanía los niños sonríen de manera natural, llevamos la sonrisa en
los genes, es clave para que se aproximen a nosotros o para acercarnos a los
demás cuando somos bebes o niños. Se nos olvida que también es importante
cuando somos adultos. Perdemos esa naturalidad en la sonrisa por falta de
práctica, por vergüenza, porque pensamos que es poco profesional o por
cualquier otro motivo y al perder la sonrisa nos perdemos muchas cosas más que
suceden si sonríes a la vida y a la gente.
Escoge
sonreír, elige de qué humor quieres pasar el día y se pondrá en marcha la
profecía auto-cumplida: si estás convencido de algo es mucho más probable que
suceda.
Si
sonríes la vida te devuelve una sonrisa. Dale Carnegie nos recomendaba sonreír
en su libro de 1936, un clásico, “Cómo ganar amigos e influir sobre las
personas”. Una sonrisa expresa que me gustas, haces que me sienta feliz, me
alegro de verte. Te recomiendo leer ese libro, quien vea el título sonreirá y
quizá te pregunte, ¿Qué pasa? ¿Es que no tienes amigos? Encontrarás muchas recomendaciones
de sentido común como esta de sonreír, aunque quizá no de práctica común.
Esta
semana te propongo sonreír más, sonríe a alguien cada hora de manera
intencional, seguramente la gente con la que te cruces por la calle pensará que
estás un poco loco o loca, igual te encuentras con la locura de ser un poco más
feliz. Empieza por sonreírte a ti mismo por la mañana frente al espejo, empieza
el día con energía. Por mi parte trataré de aplicarlo.
Puedes
enviar este post dando las gracias a quien te haya regalado su sonrisa y te la
regale habitualmente. Cuantas más sonrisas regales más sonrisas tendrás.
Gran libro el que recomiendas. Lo leí hace un par de meses, tomé notas en un cuadernillo y trato de aplicarlas siempre que puedo y francamente, funciona.
ResponderEliminarUn Saludo