Estamos infoxicados,
saltamos tan rápido de una página web a otra que no nos damos tiempo para
asimilar, en la cultura de la prisa prima la cantidad. Tanto que leer y tanto
que leemos y después de tanto esfuerzo y tanto correr no nos quedan ideas
claras.
Tenemos
un problema de tiempo para tanto que queremos procesar, empezando por el
Whatsapp, con todos sus grupos ¿Cuántos se pasan ya más de dos horas diarias
con el móvil? ¿Qué valor nos aporta lo que leemos en el Whatsapp? Muchos han decidido
salir de la aplicación y abandonarla totalmente, incapaces de poner límites a
su conexión infinita.
Una
adicción supone como tal que tenga repercusiones negativas en el entorno, en
las relaciones. Por poner algún ejemplo: ¡Cuántas parejas se ven influidas
negativamente por el uso excesivo de las nuevas tecnologías de la información!
Uno quiere hablar y el otro está conectado al móvil o ¡cuántos niños se quedan
diciendo algo a sus padres sin ser escuchados! Los padres, a veces, damos mal
ejemplo conectados al móvil y desconectados de los niños (después diremos que
no escuchan, aprenden por imitación).
Foto tomada de libertad digital: lo que el amor ha unido que no lo separe un móvil |
Dicen
que estamos en la era de la información, será así si somos capaces de
adaptarnos. Algunos están en la era de la información y otros en la era de los
datos, muchísimos datos de los que podemos sacar información valiosa o en los
que perdernos.
¿Cuál
es la diferencia entre datos e información? La información nos sirve para
tomar decisiones, nos ayuda a que estas sean acertadas con mayor probabilidad.
Los datos solo nos sirven para ocupar espacio en la cabeza.
Nuestra
cabeza es como un ordenador, si la llenamos, como cuando llenamos la RAM del
ordenador, ira lenta, pensaremos más despacio y cometeremos más errores, como
le pasa al ordenador saturado. En un trastero demasiado lleno no encontramos lo
que buscamos. Si llenamos demasiado nuestra cabeza la convertimos en un
trastero en el que no encontrar nada.
Tampoco
nos podemos obsesionar por conseguir toda la información, tenemos que aprender
a vivir con cierta incertidumbre, nunca sabremos todo, nunca vamos a estar
seguros. Si nos obsesionamos con tener todo controlado entraremos en “parálisis
por análisis”, tanto analizar las posibilidades al final no decidimos nada.
Saber decidir cuando tengo suficiente información, cuándo así ya vale para
tomar una decisión o hacer lo que quiero.
“No
se puede saber todo”
En
marketing está demostrado que con demasiadas opciones compramos menos, el temor
a equivocarnos con tantas posibilidades. Si tenemos que decidir entre 24
mermeladas compraremos menos mermeladas que si tenemos 6 mermeladas para elegir.
El 30% de los que paran en la muestra con 6 sabores acaban comprando un tarro,
mientras que solo el 3% de la mesa de 24 sabores acaban comprando uno. Te dejo un video de Sheena Iyengar explicando como decidimos con más información o si nos bloqueamos (16 minutos).
Internet
está diseñado de una forma atractiva para nuestro cerebro, al que le gusta
saltar de un sitio a otro. Podemos pasar dos horas conectados a Internet
leyendo y acabar no recordando nada de lo que hemos leído. Como cuando pasamos
un par de horas delante de la televisión con el mando a distancia, cambiando de
un canal a otro sin ver nada realmente.
Cómo
movernos en el mar de datos, en el mar de publicaciones, de cosas interesantes
que nos llaman la atención:
- Para pensar con más claridad debemos empezar con un objetivo claro en mente, para no perdernos. En lugar de ir saltando de un lugar de la red a otro sin propósito tener claro que información buscamos y cual vamos a leer.
- En este caso menos es más (menos información aporta más claridad). Buscar lo relevante, lo que nos aporta valor para las decisiones que vamos a tomar o lo que tenemos que hacer y eliminar el ruido de todos esos datos superfluos.
- Recomiendo un par de semana de dieta hipo-informativa, es decir, bajar la cantidad de información que procesamos: menos televisión, menos prensa, menos radio, menos Internet sin propósito, menos correos, menos Whatsapp.
- Ser selectivos con lo que leemos, vemos y las charlas a las que acudimos, es el alimento de nuestra mente. Igual que para estar en buena forma física somos selectivos con lo que comemos y no nos excedemos en cantidad para estar en buena forma mental debemos alimentar de forma adecuada a nuestra mente, además de ejercitarla periódicamente.
- Buscar momentos para no procesar información, momentos de descanso mental, de descanso, de respiraciones profundas.
Si
conoces a alguien que esté infoxicado igual le viene bien leer este post (aunque
no sé si llegará hasta el final o si se quedará entre la pila de documentos por
leer) o mejor aún, envíaselo a quien te inunda con información, igual así
piensa mejor que es lo que merece la pena enviar.
Por
cierto, felicidades si has sido capaz de llegar al final del artículo, con
tanta prisa tendemos a leer a medias y no acabar, dejar para más tarde, ese
momento que nunca llega.
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