domingo, 1 de octubre de 2023

La vida es como un buffet libre

Esta semana pasé una noche en el hotel NH Madrid Barajas. Una de las cosas que siempre me ha gustado de los buenos hoteles es el desayuno buffet, empezar la mañana desayunando como en casa. Porque supongo que todos en casa desayunáis como cuando estáis en un buffet: zumo de naranja, huevos revueltos con bacón, un poco de embutido con distintos quesos, café y bollería, yogurt y fruta.

Me debo estar haciendo mayor, porque mi desayuno fue algo más moderado. En cualquier caso, es una suerte no desayunar todos los días de buffet, porque creo que tiendo a servirme demasiado. Los ojos comen más rápido que el estómago.

Después me lo acabo todo, porque en casa, de pequeñito, aprendí que hay que comerte lo que te sirves. Con toda el hambre que hay en el mundo (lo cual es cierto) y que es una pena desperdiciar alimentos. La consecuencia es que me voy sintiendo con pesadez de estómago y si te despistas puedes tener hasta un empacho.

Buffet del NH Madrid Barajas - donde me alojé

Pues así es la vida, con muchísimas opciones, muchas cosas que puedes decidir hacer y muchos proyectos en los que comprometerte. El buffet de la vida. El caso es que como en el desayuno buffet, no puedes comerlo todo, no puedes hacerlo todo, hay que elegir.

Puedes elegir por impulso, según llegas y ves todo lo que hay, escoges, te sirves en el plato. Es como ir al supermercado sin lista de la compra, vas cogiendo lo que te apetece de los estantes, lo que suele suponer que compras demasiado.

También puedes pensar antes de entrar que es lo que te conviene, incluso lo que te apetece, equilibrándolo con las consecuencias a lo largo de la mañana, no solo en el momento presente. Puedes hacer una lista mental, igual que haces la lista de la compra para no comprar demasiado.

También puedes parar y pensar tres segundos antes de servir algo en el plato. Sentir más allá del impulso si realmente te apetece, si te conviene. Quizá te pones los huevos porque lo has hecho siempre y también te comes el donut de chocolate porque habitualmente no lo haces. Parar un momento puede ayudar a elegir mejor.

Pues para la vida nos pueden servir estas mismas dos técnicas, antes de sucumbir al impulso de poner nuevas cosas en la agenda, añadir compromisos.

Podemos hacer una lista previa, en función de dónde queramos llegar, como nos queramos sentir, de cómo encaja cada cosa en nuestra vida. Como la lista de la compra, tener una idea previa de a qué vamos a decir sí y a qué vamos a decir no (El impulso me suele llevar a que compre helados, si los compro después me los como, los disfruto, el problema es que si compro demasiados me como demasiados).

También podemos parar antes de decir “SÍ” a un nuevo proyecto o compromiso. No hace falta que contestemos inmediatamente. Las prisas no suelen ser buenas consejeras. Ver como nos va a sentar en el largo plazo, no solo en este momento. No dejarnos llevar únicamente por el impulso, que a veces es valioso pero que en muchas ocasiones nos sobrecompromete.

¿Qué pasa si ya te has puesto demasiado? El plato ya está a tope. Hemos aprendido a comerlo todo, lo que te sirves te lo comes, pero si me lo como todo, me empacho. Quizá no es tan grave incumplir esa norma aprendida de niño, quizá lo puedo tomar como reflexión para la próxima no servirme tanto. Ahora puedes dejar algo o puedes guardar algo para luego, aunque quizá en el hotel no te dejen.

Lo mismo si ya tenemos demasiados compromisos, quizá no sea sano asumirlos todos, quizá podemos renegociar los plazos, podemos encargar a otro que lo haga o incluso podemos negociar no hacerlo, asumir que nos equivocamos y nos servimos demasiado. Si no eres capaz de tachar nada, de dejar nada, tendrás que sufrir la pesadez, el cansancio o el empacho.

Los ciclistas, cuando llevan mucho tiempo a un ritmo elevado, llega un momento que no pueden más, revientan. Los comentaristas suelen decir que ha llegado el hombre del mazo, te ha dado una pájara. Si lo has sufrido, sabes de lo que estoy hablando, cada pedalada cuesta un triunfo, si has salido a dar una vuelta, cuesta volver a casa (mucho más si tienes viento en contra).

En la vida, si llevas demasiado tiempo a un ritmo elevado, te puede dar una pájara de la vida, no tienes fuerzas para continuar, necesitas descanso, parar y coger energía.

Lo bueno de buffet de la vida es que sigue estando ahí, con múltiples posibilidades, sigues teniendo vida, vas a seguir teniendo opciones. No sé si es cierto que los trenes solo pasan una vez, los hay que pasan en infinidad de ocasiones. Cuídate y no te sirvas demasiado. Si ya te has servido demasiado, mira a ver cómo descargas.

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