domingo, 21 de julio de 2024

El truco para superar la vergüenza

Mi hijo Juan es un sabio espontaneo. Sus ocurrencias y sus ideas son fuente de inspiración constante. El viernes, yendo en el coche, me contó su truco para superar la vergüenza. Algo sencillo, aunque quizá no fácil, si no sabemos aplicar su espontaneidad.

La espontaneidad, a veces, se opone a la vergüenza. Nos permite expresar lo que sentimos, ser auténticos y pedir si queremos algo. Juan puede aparecer con guindillas de la tía Nieves o con el bocadillo de queso que le da Rodrigo. También es un hacha en las relaciones, no le cuesta hablar prácticamente con nadie.

La vergüenza puede privarnos de muchas cosas. Ya lo dice el refrán “quien tiene vergüenza, ni come ni almuerza”. El miedo a ser juzgados puede paralizarnos, impedir que nos acerquemos a hablar con alguien, dificultarnos el pedir lo que queremos, reducir nuestra naturalidad, no dejarnos bailar o cantar (¡qué más da si no lo hacemos del todo bien! Mientras disfrutemos). Con menos vergüenza nos podemos abrir más a la vida, a las experiencias.

El truco sencillo, que espero no se me olvide la próxima vez, es “contar un, dos y tres y a por ello” (1, 2, 3 ¡YA!). Una técnica sencilla pero efectiva:

  • Interrumpe la ansiedad: el contar calma nuestros nervios y nos enfoca en la acción en lugar de la preocupación.
  • Facilita la acción: nos obliga a actuar, evitando la parálisis por el análisis.
  • Pone en marcha la inercia positiva: una vez que damos el primer paso es más fácil continuar.

El truco para superar la vergüenza y la pereza
Este truco sirve también para vencer la pereza. En lugar de quedarnos remoloneando decir “1, 2, 3 ¡YA!”. Superamos la inercia de estar parados y nos ponemos en marcha, damos el primer paso. Una vez comenzado es más fácil seguir (inercia positiva). Dejamos atrás la parálisis y la convertimos en la acción que nos lleva a resultados.

Eso sí, apliquemos este truco para vencer la vergüenza poco útil, la que nos impide hacer o decir lo que nos conviene. Aunque la vergüenza también tiene su papel. No perdamos la vergüenza que nos conviene, la que también tiene su papel, que nos permite integrarnos con otros, pertenecer a un grupo. También puede motivarnos a tratar de corregir nuestros errores cuando nos equivocamos y puede ser impulso para mejorar

Aunque la vergüenza es una emoción natural, no debemos permitir que nos controle hasta el punto de perjudicar nuestro bienestar.

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