domingo, 14 de julio de 2024

Se va uno de los buenos. Un alma unida a la naturaleza

Hoy quiero escribir sobre Fito, que nos ha dejado esta semana. Diría que antes de tiempo, con algo más de 50 años. Nunca sabemos cuándo nos llegará la hora, no sabemos el tiempo que tenemos. Su recuerdo permanecerá siempre con nosotros, dejó una huella imborrable, en mí y en muchos otros.

Era un ser especial, conectado con la naturaleza. Como dijo su mujer, mi prima Esther, más de pueblo que la mayoría de los que estábamos en el funeral para haber nacido en la casa Cordón (una casa histórica de la ciudad de Burgos). Me contó David, su hijo, que ya con 12 años amaestraba cuervos. Tenía animales allí donde podía. Compartía esa pasión con quien quisiese disfrutarla con él.

Su amor no solo alcanzaba a las personas, también mantuvo un estrecho vínculo con la tierra, los animales y las plantas. Aprendí mucho de su cuidado del entorno, que después nos cuida a nosotros. En la naturaleza estaba su sitio.

Ahora la aventura estaba con sus gallinas castellanas, en Sotopalacios y en Valtierra (creo que sentía orgullo al verlas). También en sus colmenas llenas de abejas. Dedicaba horas a su cuidado, observando cada detalle, su comportamiento y necesidades. Fito entendía que cada ser vivo tenía un papel crucial en el ecosistema y creaba también el ecosistema adecuado para cada ser vivo.

Era generoso, compartía los frutos de su afición. Todos los días está en mi desayuno una cucharada de miel de sus colmenas, todos los días vengo teniéndolo presente durante su enfermedad y lo seguiré teniendo presente. La miel es un producto que dura, en las tumbas egipcias se han encontrado vasijas de miel con miles de años en perfecto estado, así durará su legado.

Miel de Fito, de Valtierra de Albacastro, la mejor miel que he probado
El legado de Fito incluye la miel, como la de ese tarro que aparece en la fotografía, que sirvió para celebrar la comunión de David, su hijo, hace más de dos años. Comunión, común unión de muchos. Fito unía personas, generaba buen rollo, era buena gente.

Fito tenía la habilidad de alegrar a quienes le acompañábamos. Podía estar callado, escuchando; mantener largas conversaciones y decir las palabras adecuadas que nos hacían reír. Era un gusto compartir tiempo y espacio con él. No importaba cuán difícil fuera la situación, Fito tenía un don para ver el lado positivo y transmitir esa energía positiva a los demás.

Disfrutaba de los placeres sencillos. Naturaleza, paseos, conversaciones y conexión con otros. El viernes recordábamos su partida semanal, por mi parte recuerdo la partida de mus en Noche Vieja. No se trataba solo de ganar o perder, sino de disfrutar del tiempo juntos, de las conversaciones y de las bromas que surgían en el proceso. Cada partida era una oportunidad para fortalecer los lazos y crear recuerdos.

Los que nos rodean han creado nuestra vida, Fito se queda con todos los que le conocimos y compartimos ratos con él. Su vida fue un testimonio de lo hermoso que puede ser vivir en armonía con la naturaleza. Su legado es uno de alegría, generosidad y respeto por la tierra. Aunque su presencia física ya no esté con nosotros, su espíritu perdura en nosotros, en cada planta que crece, en cada ave que canta y en cada abeja que zumba. Fito ¡Qué suerte fue conocerte!

 

Si quieres ver cuando publico una nueva entrada, puedes seguirme en LinkedIn. Pulsa aquí

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Preciosas palabras!!
      Un legado que ha dejado sin duda huella en muchos No se puede pedir más a la vida!!

      Eliminar