domingo, 15 de septiembre de 2024

Descanso, aceptación y suficiente

Ayer estaba fundido, me quede dormido antes de las diez de la noche en el sofá. Me despertó una llamada a eso de las diez y tuve la fuerza suficiente para subirme a la cama. He dormido casi 10 horas, un montón para lo que duermo normalmente. Para mucha gente dormir más de 10 horas el fin de semana es lo normal, creo que para todas mis hermanas es así, no es mi caso.

Afortunadamente he aprendido a escuchar un poco más mi cuerpo, a sentir el cansancio y descansar. Aunque a veces se me olvida. No hace tantos años, era frecuente, al llegar las vacaciones, que me pusiese enfermo, así no tenía otra opción que descansar. El cuerpo es sabio y nos dice muchas cosas si le aprendemos a escuchar.

El cansancio de ayer se debía no solo al exceso de actividad de la semana, también era un cansancio físico de disfrutar de una buena caminata por el cañón del Ebro, a su paso por la provincia de Burgos. La cabeza descanso, pero se cansaron las piernas.

Vistas del cañón del Ebro (Valdelateja). Tomada de Confederación hidrográfica del Ebro
La falta de descanso está muy ligada a la autoexigencia, al cada vez más, más tareas, más objetivos, sentimiento de culpa al parar. Acostumbrados a tratar de hacerlo todo nos cuesta decir que no al sentirnos cansados, cuando sentimos que no es el momento. Incluso a veces nos pasamos ese sentimiento por encima. Ayer me alegre cuando una compañera de trabajo me decía que había dicho que no a una tarea, después de pensárselo unos días. En otro caso habría estado tres semanas sin dar abasto.

El viernes estuve con Emilio Adrián dando una vuelta en bici, le cito porque me dijo que lo pusiese en los créditos. Me decía que antes de plantearse más objetivos hay que pasar por la aceptación. Ver que no aceptamos de nosotros y que nos sentaría bien aceptar.

Sin aceptar, sin disfrutar de lo que ya tenemos, nos metemos en la guerra del más. Cada vez más objetivos, detrás de cada reto conseguido encontramos nuevos retos, nuevos desafíos. En la rueda del hámster, cuanto antes conseguimos algo, antes vamos a por lo siguiente.

La clave es descubrir cuando es suficiente ¿Cuánto es suficiente para ti? Cuando es momento de parar, descansar, saborear el punto en el que estás. Dejarte sentir cuando el próximo reto te resta más de lo que te aporta, abandonar el automático por tomar más conciencia de tus necesidades, algunas tan simples como descansar.

Recuerdo mis tiempos más jóvenes, sentado al lado del superjefe a nivel europeo del Boston Consulting Group, donde había empezado a trabajar. Me dijo que lo que más disfrutaba era sentarse en verano, a la puerta de casa, en un pueblo de montaña, a leer y a charlar con los vecinos que pasaban. Me dije, eso lo tengo bien fácil volviendo a mi pueblo de la España vaciada, las decisiones desde allí vinieron solas.

Teniendo claro lo que quieres es más fácil decidir qué haces.

Autoexigencia y búsqueda constante de más objetivos impiden el descanso adecuado. Saber cuándo es suficiente para disfrutar, sin caer en la “rueda del hámster” de la productividad continua.

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