domingo, 10 de noviembre de 2024

Abrumado con demasiadas cosas que hacer, para y pon orden

A veces entro en barrena, con tantas cosas que hacer, no sé por donde empezar, me abrumo, me siento sepultado por las tareas y trato de escapar a cualquier sitio, para no enfrentarme a esa montaña de pendientes. Curiosamente, como cabe esperar, la montaña no desaparece por sí sola.

Tener muchas tareas pendientes puede paralizar e impedir que avances en ninguna. Ante una montaña de cosas por hacer, antes de empezar como pollo sin cabeza, para y organiza.

Con demasiado pendiente se pierde claridad para ejecutar. Es como cuando abres un armario lleno y con tanto no puedes encontrar nada, especialmente si en el armario no hay orden.

Abrumado con demasiados pendientes - falta claridad
No vas a poder hacerlo todo a la vez, así que el primer paso es poner orden, decidir cómo vas a actuar, antes de empezar como pollo sin cabeza. Para eso es necesario parar.

Dedicar un tiempo, sin paralizarte por el análisis. No hace falta ser un extremista del orden, sino ganar en claridad. Ordenar tareas tiene unos pasos, como cuando ordenas un armario.

  1. Hacer una lista completa de pendientes (lo que te está abrumando). Qué es como sacar todo del armario. Sacarlo de la cabeza libera espacio mental y ayuda a pensar con más claridad. Puedes ver el panorama completo y decidir con mayor criterio.
  2. Eliminar lo que no merezca la pena. Seguro que hay tareas que puedes decidir no hacer, sin muchas consecuencias. En su día tenía sentido esa tarea, como en su día tenía sentido guardar algo en el armario que ahora ya no tiene ningún uso. Tirar libera espacio y ayuda a una más fácil organización.
  3. Buscar ayuda, delegar lo que puedas delegar y puede hacer otra persona. En un momento en el que tengas demasiado en el plato seguro que puedes invitar a alguien que tenga hambre a que te quite parte de lo que tienes en el plato. Hay personas que están encantadas de poder ayudar y puedes pagar por esa ayuda, contratar a alguien que se encargue (no podemos hacerlo todo).
  4. Asigna bloques de tiempo para lo que queda, teniendo en cuenta su importancia y su urgencia (si tiene plazo). Programar las tareas da la calma de saber que cada una tiene su hueco. También puede hacerte consciente de que no tienes tiempo suficiente para tanto (que es como no tener hueco en el armario) y tendrás que volver a los pasos dos y tres (eliminar o delegar, en otro o para más tarde). Mejor decidir que es lo que no vas a hacer a que se quede sin hacer lo que es importante.
  5. Respeta tu descanso y recuperación. La primera vez puede que quieras meter demasiadas cosas en poco tiempo. La práctica de la planificación hace al maestro. Al menos tienes un plan para saber por dónde vas.

El realismo tiene su parte de aceptación, puedes darte cuenta de que hoy no puedes terminarlo todo, lo que sí puedes hacer es avanzar en lo importante. Me encanta el cuarto acuerdo del libro “Los cuatro acuerdos” del Doctor Miguel Ruiz: “Haz todo lo que puedas y no más”. Sobre todo, tener presente el no más; darnos cuenta de dónde está nuestro límite.

Ordenar las tareas, ideas y objetivos puede reducir el estrés. Eliminar incertidumbre de hasta dónde vas a llegar. Con un plan claro todo se vuelve más manejable.

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