Empieza el año y lo podemos aprovechar para marcar el comienzo de una etapa. Mirar atrás, al año pasado, para aprender y coger impulso, decidiendo qué queremos para este 2025.
En la
entrada anterior del blog invitaba a revisar el año que termina con una mirada
amable, para reconocer lo que sí ha habido, lo que sí hemos hecho, lo que sí
hemos vivido. Eso nos anima a seguir con lo que queremos, con lo que y con
quienes nos han aportado. Por mi parte me propongo seguir con una entrada
semanal en el blog, esta es la primera de otras cincuenta y una que vendrán.
Ahora
te invito a plantearte un reto que pueda hacer que el año que empieza merezca la
pena ¿Qué es lo que si tienes concluido hará que estés satisfecho? Por mi parte
estoy escribiendo un libro que espero tener terminado y publicado a final de
año.
Cómo
no hay dos sin tres y tres objetivos los puedes mantener en mente, si ya tienes
dos, como es mi caso, puedes escoger uno más, algo que te cueste y te lleve a
avanzar. En mi carrera profesional, lo que me lleva a avanzar en la Universidad
es publicar resultados de investigación, así que me comprometo a publicar dos
artículos en revistas científicas este año, una con cada una de las personas a
las que acompaño en el doctorado.
Otros no
se ponen objetivos ya que consideran que después solo sirven para frustrarse al
no conseguirlos. Simplemente con tener objetivos no es suficiente, incluso si
has dado el primer paso que es tenerlos escritos y verlos de vez en cuando para
ver como avanzas (hay una diferencia entre escribirlos y solo tenerlos en la
cabeza).
Una
guía para establecer objetivos es la regla SMART, de inteligente en inglés, los
objetivos deben ser:
- eSpecíficos: Tener claro qué es lo que quieres conseguir.
- Medible:
Cómo vas a medir el avance, cuánto
quieres conseguir.
- Alcanzable:
si es imposible solo lleva a la desmotivación, tampoco tiene que ser demasiado
fácil, un reto anima a dar lo mejor de ti.
- Relevante:
tiene que ser importante para ti, tiene que haber un por qué, un motivo para que ese sea el objetivo.
- Tiempo:
poner un plazo, para cuándo ese
objetivo.
Te
recomiendo empezar por plantearte objetivos relevantes, que sean importantes,
que supongan algo bueno. Escribir el libro me lleva a seguir aprendiendo y a
enfocarme en algo que disfruto, impartir formaciones y conferencias sobre la
gestión del tiempo para una vida más productiva y disfrutada. Además, se supone
que si he escrito un libro tengo algo que contar.
Ser
específico, saber qué es lo que quieres conseguir, tener una imagen clara de lo
que pretendes. Esa imagen se puede concretar más cuando la haces medible, para saber
cómo va el marcador, si te vas acercando al objetivo. Si juegas un partido de baloncesto
y no sabes cómo va el marcador no vas a tener tan claro como jugar. Definir el
cómo vas a ir avanzando y cómo lo vas a medir. Si dices que vas a comer más
sano y no defines lo que es comer sano y cómo lo vas a hacer, pues no sabrás
como vas y al final tampoco sabrás si has conseguido el objetivo. Para ver que
voy avanzando en escribir el libro lo concreto en dedicar a escribir diez horas
semanales, dos diarias de lunes a viernes y recuperar los sábados y los domingos
lo que no he hecho durante la semana.
Diez
horas semanales no parecen muchas, creo que puedo alcanzarlas, pero la experiencia
me dice que son un buen reto, que ponerlo así de claro va a hacer que lo tenga
en mente a diario y que dedicar dos horas, aunque parece poco, va a haber días
que me cueste.
El
plazo en el tiempo está claro, tanto para el objetivo global de tener el libro
escrito a final de año, como para el más medible en avance de diez horas
semanales dedicadas a la escritura. Además, aquí lo hago público, lo que me
compromete con vosotros a hacerlo. Ahora si no cumplo no solo pesará sobre mi
conciencia.
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