Junio
es un mes donde se suele amontonar el trabajo, se tienen que acabar muchas
cosas antes de las vacaciones y nos encontramos con las terribles fechas
límite.
Esto
es especialmente cierto si somos estudiantes y nos adentramos en el terreno de
los exámenes y las fechas de entrega de los trabajos de fin de curso. Soy
profesor en la Universidad desde hace unos años y estudiante desde hace muchos
más y este mes siempre es especialmente agitado.
Seguro
que todos los lectores han tenido algún examen y se encuentran en situaciones
análogas, tanto en el trabajo como en casa, con alguna fecha presionando para
conseguir algo.
Hoy
escribo pensando en mis alumnos, con lo que en la última clase hablaba de su
uso del tiempo, especialmente en exámenes, clave para determinar los resultados
finales.
Examen de admisión Universidad Antioquia |
Entre
otras cosas hablamos de los peligros del móvil con su Whatsapp (que puede estar
apagado por unas horas), comentaba con Mario de la socialización excesiva que
puede reducir el tiempo de estudio. Igual que podemos apagar el móvil, desde la
consciencia podemos acotar la socialización.
También
está el problema de creer que no vas a aprobar y ya decía Henry Ford “tanto si crees que puedes como si crees que
no puedes estás en lo cierto” ¿Con qué animo vas a estudiar si estás
convencido de que vas a suspender? Casi seguro que aciertas (estudia convencido
de que vas a aprobar si te esfuerzas lo suficiente, está en tu mano).
Con
los exámenes tan cerca en ocasiones surge el estrés, con sus dos variantes: el eustrés, que es un estrés positivo, que
nos activa, nos permite una mayor concentración y un mayor rendimiento, durante
un tiempo; por otra parte está el distrés,
que es un estrés negativo, relacionado con la ansiedad, la falta de concentración,
el quedarnos en blanco.
Los
que dicen funcionar mejor bajo presión posiblemente aprovechan el eustrés, pero
si este se alarga se transforma en distrés, con sus consecuencias negativas a
corto y a largo plazo.
Si
el estrés te ataca y notas esa ansiedad que te bloquea es momento de parar y
respirar, dar un paseo y valorar si merece la pena, como decía Camilo José Cela
“a los 7 años de un suceso el suceso ya
es otro”
Muchos
abandonan porque la asignatura les parece difícil y el que abandona pierde,
triunfa el que persiste. Seguro que hay algún reto difícil, que si no intentas
no vas a conseguir. En el caso de las asignaturas te tendrás que enfrentar a
ellas, si no es este año el que viene, así que te aconsejo que te pongas este,
aprovecha el post de ¡tráguese ese sapo!
Planifica
descansos y duerme lo suficiente. Si no has empezado a estudiar y mañana tienes
examen igual te compensa dormir poco hoy y pensar cuando vas a compensar esa
falta de sueño.
Ante
la falta de concentración, lo que nos cuesta ponernos y vencer la barrera de la
pereza, te recomiendo el método pomodoro, que te
ayudará a ponerte y a mantenerte haciendo un trabajo o estudiando una
asignatura. Prueba lo que te funciona y genera un hábito.
Y
ante todo fíjate en el largo plazo. Ante la pregunta que ya he hecho a más de
1000 estudiantes de si estudian para aprender o para aprobar, más de la mitad
contestan que en general para aprobar, con lo que se convierten en estudiantes
bulímicos, que engullen la lección para vomitarla en el examen y que
después no quede ningún poso ¿A dónde te lleva eso en el largo plazo?
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