jueves, 15 de octubre de 2015

Volver a la esencia para disfrutar la vida

Cuándo me encuentro desbordado, abrumado, amontonado me gusta volver a la playa de los molinos en Fuerteventura, un lugar paradisiaco, especialmente por su gente, dónde me vuelvo a encontrar con lo importante.

Como vivo a más de 2.000 kilómetros esa vuelta es en la mayoría de los casos imaginaria. Podemos viajar con la imaginación siempre que nos lo propongamos.

Soñando vuelvo al verano de 1996 cuando era un esforzado estudiante de ingeniería, que acababa de dejar una beca de trabajo en Hewllet Packard en Madrid y otra como alumno colaborador de economía entre otras cosas. Metido en la vorágine con la que la sociedad nos envuelve, especialmente en las grandes ciudades, abrumados por todas las cosas que tenemos que hacer para asegurar el futuro.
Playa de los molinos en Fuerteventura - foto de enjoyfuerteventura.net
De ese correr fui unos días a Fuerteventura y acabe quedándome en la playa de los molinos. Sin televisión, sin teléfono, casi sin electricidad, salvo por un generador que entre los pocos que allí viven encendían unas horas.

En ese vivo recuerdo estoy sentado con Orlando, un majorero de pura cepa, en las rocas cercanas a la playa, charlando sin propósito, pasando el rato entre la brisa y el suave sol, contemplando las olas. Orlando es un maestro de vivir el presente, una persona amarilla de las que habla Albert Espinosa, de esas que pasan por tu vida y la transforman, te hacen ver las cosas de otra forma.

La vida es más sencilla de como la vivimos en automático, dejándonos llevar y creo que en la sencillez está el disfrute de la vida plena. Necesitamos muy poco: algo de comer, de beber y dónde cobijarnos (más sencillo en Canarias que en el Burgos, dónde hace más frío). Las demás necesidades nos las inventamos.

En los molinos una vida sencilla de pescar para comer, vender el excedente a Pon, donde los locales y algunos afortunados turistas-visitantes pueden disfrutar del pescado recién sacado del mar. Esas ocupaciones dejan tiempo para disfrutar de las personas, de las conversaciones, del silencio, del sonido de las olas.

La vida tiene sus ciclos y si no seleccionamos de vez en cuando que hacer acaba llena de actividades, cómo los trasteros acaban llenos de cosas viejas si no los vaciamos de vez en cuando. Por eso es bueno parar de vez en cuando y si lo estás dudando te recomiendo repasar el post “tiempo para parar

Vivimos como si fuésemos inmortales. Tanto pensar en el futuro se nos olvida pensar en el presente; viviendo el futuro dejamos de vivir el presente. Como ejemplo nos puede pasar que preocupados y ocupados en el futuro de nuestra familia podemos perder esa familia por no ocuparnos de su presente.

Si estás abrumado es momento de parar, de pensar qué es lo importante, porque si no reservas tiempo para lo importante lo importante te acabará dejando a ti (para eso hay que dejar lo menos importante). Qué tanto correr no se te olvide vivir, aquí y ahora. Pensar en los molinos me recuerda las cosas importantes, la importancia de las personas.

El otoño es momento de soltar, dejar caer las hojas que nos sobran como les sobran a los árboles, dejar cosas para que otras puedan brotar con más fuerza en primavera. Menos es más, tener menos es ser más. Como la playa de los molinos cambia su arena dorada por arena negra en otoño.

5 comentarios:

  1. Es genial! Enhorabuena por tu blog, te seguiremos

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  2. Me ha encantado volver a leer tu blog, recuerdo perfectamente los molinos y me parece preciosa tu reflexión.

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  3. Un placer conocer a personas amarillas como tu

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