jueves, 12 de noviembre de 2015

Tanto que hacer nos bloqueamos y no hacemos nada

A veces tenemos tanto que hacer que no sabemos por dónde empezar, nos bloqueamos y no hacemos nada. El estrés se apodera de nosotros y nos paraliza, nos amontonamos y vamos saltando de una actividad a otra sin terminar nada.

Dale Carnegie escribió en 1944 el libro “Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida” y sus consejos son de plena actualidad. En esta ocasión quiero compartir uno de sus principios.

Los trasteros suelen estar llenos, según la ley de Parkinson las cosas que guardar crecen hasta llenar el espacio disponible: en trasteros, en armarios, en cajones. Con tantas cosas después cuesta encontrar lo que necesitamos revuelto entre tantas cosas que ya no usamos, por eso es bueno hacer limpieza entre vez y cuando.

Lo mismo ocurre con las cosas que hacer, según la misma ley de Parkinson, las tareas crecen hasta llenar el tiempo disponible, o en una variante, el tiempo que lleva una tarea crece hasta llenar el tiempo disponible.
Estrés de Gabri Solera
Como los granos en un reloj de arena vamos acumulando proyectos pendientes para hoy, para la semana, para este mes, otras que acabar en el trimestre, algunos de ellos compuestos de múltiples tareas. Y cuando nos encontramos al límite cualquier gota desborda nuestra capacidad y el estrés aparece. En ese momento nos volvemos más huraños, nos enfadamos con facilidad, nuestra eficacia decrece, entre otras cosas. Es hora de poner orden.

Uno de los consejos en este caso es vivir en compartimentos estancos, al día de hoy. Lo del mes que viene tocará al mes que viene, lo del año que viene tampoco toca hoy. Podemos hacer el esfuerzo por un día, dedicarnos a lo que vamos a hacer hoy y dejar de preocuparnos por lo que tocará la semana que viene. No preocuparse por los 10 kilómetros que tenemos por delante, ocuparnos en el siguiente paso.

“La manera de prepararnos para lo que vendrá es hacer lo mejor que podamos lo que toca hoy (lo mejor que podamos y no más)”

Podemos hacer nuestro trabajo, por duro que sea, al menos por un día. Podemos tener paciencia al menos hasta que se ponga el sol.

En ocasiones nos preocuparnos más de lo que nos ocupamos. Nos podemos preocupar del hambre y las guerras en el mundo, perdernos en conversaciones o discusiones, olvidando al que tenemos al lado, ver si tiene hambre o necesita un abrazo en el que nos podemos ocupar.

Os dejo la plegaria de la serenidad atribuida al doctor Reinhold Niebuhr:

“Concédeme, Dios mío, la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. El valor para cambiar lo que cambiar pueda. Y la sabiduría para discernir la diferencia”

4 comentarios:

  1. Gracias Nacho. El control del estrés y las preocupaciones es algo en lo que todos deberíamos poner foco (por experiencia propia), porque herramientas y recursos los hay, como el que mencionas de "vivir en compartimentos estancos", pero a veces no vemos el modo no el momento de afrontarlo, ¿verdad?

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    1. Verdad, supongo que a todos se nos va de las manos de vez en cuando ;-)

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  2. Interesante reflexión Nacho, ¡pero qué difícil! Supongo que tendremos que ser más disciplinados... Gracias!

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    1. Sobre todo en noviembre cuando el trabajo se amontona. Felicidades por el nuevo Startup Weekend de Burgos y gracias por organizarlo :-)

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