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domingo, 27 de agosto de 2023

El camino importa más que la meta

Esta semana son las fiestas del pueblo. Semana de disfrute, actividad y encuentro. Dentro del programa de fiestas hay una carrera popular, más bien, varias carreras con diferentes categorías.

Mi hijo Juan no es muy competitivo, no le preocupa ganar y le encanta participar. Disfrutar de ser parte y de hacer el camino ¡Qué gran lección que muchas veces olvidamos! Se apuntó a la carrera con los de su edad, una carrera de tres vueltas.

En la primera vuelta me sorprendió, pasó con el grupo de cabeza. Me sorprendió porque no suele correr, no tiene práctica. En la segunda vuelta pasaron el resto y el no llegaba, al rato cuando llego venía andando, con todo el público animándolo, le había dado un tirón, además de que estaba desfondado.

El iba muy contento, charlando con Gonzalo de la organización, que era quien cerraba la carrera, con la bicicleta, para saber por dónde iba el último. Juan, un rato después, hizo otro tramo corriendo.

Finalmente llegó, estaba muy contento con el logro, llegar es importante. Como dice la DGT, lo importante es llegar. Además, llegó tercero, y cómo el mismo dice, llego tercero y andando. En la foto está subido en el podio, junto a su primo Mateo, que ganó la carrera, todos bien contentos.

Podio de la carrera - 23 de agosto de 2023

Me hace recordar a mi abuelo Eusebio, que siempre contaba que había llegado segundo en una carrera, todo orgulloso, para después añadir que habían sido dos los que habían corrido.

A veces, tan obsesionados con la meta, nos olvidamos de disfrutar del camino. Hacer lo que nos gusta ya tiene su recompensa. Al conseguir algo, a veces, nos damos cuenta de que no era para tanto, que no cambia nada. Está bien tener retos, a mí me gusta tener un objetivo, me motiva, lo peligroso es que se nos olvide la importancia del camino.

Equilibrar el futuro con el presente, lo que vendrá con lo que hacemos ahora. Demasiado futuro hace que nos perdamos el presente. Y cuando llegue ese futuro siempre pensaremos más allá, así que cuando el futuro sea presente, también nos olvidaremos de él.

Una vez hecho el camino, en la meta, disfrutemos del logro, del esfuerzo, sin necesidad de compararnos con el que está al lado y ha llegado antes. Si el camino mereció la pena podemos celebrarlo ¿Qué camino quieres recorrer? ¿Qué cosas disfrutas en si mismas? Un camino que disfrutas es más fácil que de fruto, el esfuerzo se hace con más gusto. Hacer lo que contribuye, disfrutas y se te da bien.

domingo, 19 de abril de 2020

Paso rápido o paso lento del tiempo


Ya llevamos 5 semanas de cuarentena, 35 días. Los niños dejaron el colegio hace 38 días, nos acercamos a los 40 y todavía esto se va a alargar más. Esta semana he sentido cómo se me hace largo, será que veo el final.

Lo siento como un maratón o un viaje largo, donde cuesta ponerse en marcha, hasta que coges ritmo, hábito, y los kilómetros parecen pasar más rápido. Cuando ya sientes que llegas, cuando ya ves el final del camino, esos últimos kilómetros se hacen eternos, sobre todo si tienes ganas de llegar.

Así siento la cuarentena, siento o quiero sentir que el final está cerca, y eso hace que los días pasen más despacio, pongo más atención al aburrimiento, a la rutina de los pequeños pasos. Y resulta que, cuando el final parece que está ahí, llevan la meta más lejos (alargan la cuarentena), como cuando subes una montaña, crees que ya falta solo el último repecho y al llegar a lo que crees que es la cumbre tienes ante ti una nueva pendiente.

No sabemos cuánto se va a alargar, la incertidumbre pesa ¡si al menos supiese cuando podré volver a la normalidad! ¿Cuál va a ser la nueva normalidad? Cada día vemos, leemos, oímos noticias nuevas.

¿Cómo quieres que pase el tiempo? ¿rápido o despacio? Haciendo cosas nuevas el tiempo pasa más despacio y lo podemos disfrutar y apreciar. Las rutinas hacen que el tiempo pase más rápido, casi sin darnos cuenta. Lo nuevo se puede transformar en rutina, como ese primer café que disfrutaba y ahora lo tomo sin darme cuenta, y el tiempo vuela sin darnos cuenta.

La persistencia en la memoria de Salvador Dali (relojes blandos o derretidos)

Podemos escoger a que prestamos atención. Ya hemos visto qué si estamos prestando atención a la meta, al final del camino (de la cuarentena), empezamos a sentir que el tiempo se hace largo, que cuesta, que nos aburrimos. En cambio, si prestamos atención al camino, a lo que hacemos cada día, a lo que nos gusta de la nueva situación, la sensación, el sentimiento, puede ser muy distinto (disfrutar del paisaje subiendo la montaña, sin pensar de momento en lo que vamos a contemplar desde la cima).

“Dejar de fijarnos tanto en la meta para disfrutar del camino”

Cada uno aprecia distintas cosas, hay a quien le gusta ir a correr (a mí) y para otros es un castigo (para mi hija). Algunos que gozan el tiempo en la montaña y otros en el centro comercial. Al que no le gusta ir de compras una hora comprando se le hace eterna, al que le gusta está esperando la oportunidad para pasar toda una mañana.

Lo que tenemos es vivir cada día, cada día tiene su afán, su camino en sí mismo. Y me pregunto ¿qué oportunidades me brinda este día? ¿qué me gusta de estar en casa? ¿qué disfruto?

Tenemos libertad de escoger, tenemos multitud de opciones, y tenemos libertad de decidir a qué préstamos atención, a lo que nos gusta o a lo que nos hace sufrir.

Un libro para este confinamiento, si no lo has leído, es “el hombre en búsqueda de sentido” de Víctor Frankl, que vivió durante la segunda guerra mundial en un campo de concentración. Para él, siempre nos queda la capacidad de elegir la actitud personal ante un conjunto de circunstancias. Las circunstancias son las que son ¿cuál va a ser tu actitud?

Como dice la canción de Rozalén (enlace), estamos como aves enjauladas con ganas de volar, aun así vivimos y aumentamos nuestras ganas de vivir, de compartir. Podemos volar con la imaginación, viajar sin salir de casa, solos o inspirados por un libro, una película, una canción. Y llegará el día en el que volvamos a volar.

jueves, 22 de octubre de 2015

Seguir intentándolo suele tener el premio de conseguirlo

Los obstáculos están para distinguir el que realmente quiere algo del que no quiere (oído de Francisco Alcaide). Un niño se cae de media 4.000 veces antes de aprender a andar y creo que la gran mayoría aprendemos a andar, será que no nos lo pensamos demasiado y lo seguimos intentando.

Nacemos con la cualidad de la perseverancia, con la capacidad de aprender cosas nuevas y avanzar. Con tres o cuatro años (algunos incluso con dos) aprendemos a andar en bici sin ruedines. Puede que lo consigamos más tarde si no lo intentamos lo suficiente o si nos asustamos por alguna mala caída.
Aprendiendo a andar en bici - foto de Mariana Sapriza
Si tenemos muchas ganas aprendemos antes a leer. Mi hermana, un año menor que yo, aprendió a leer el periódico cuando yo ni siquiera era capaz de leer la cartilla, seguro que tenía más interés. Ya era suficientemente mayor cuando decidí que merecía la pena aprender a leer, todavía recuerdo el momento, en el camping de veraneo. Una vez decidida la meta comienzas a andar y el llegar es cuestión de tiempo.

En el colegio estudiábamos que el espacio recorrido es igual a velocidad por tiempo (s = v x t), lo que quiere decir que si vamos avanzando, velocidad positiva, con tiempo, siempre llegamos a cubrir cualquier distancia, es cuestión de perseverar. Como la tortuga del cuento en la carrera con la liebre.

Decía Henry Ford que tanto si crees que puedes como si crees que no puedes estás en lo cierto. Si crees que finalmente conseguirás andar seguirás intentándolo hasta conseguirlo. Si crees que conseguirás acabar la carrera se convertirá en realidad si sigues poniendo de tu parte. No vale sólo con creer hay que hacer para que los sueños se conviertan en realidad.

Edison antes de encontrar la solución que hizo funcionar la bombilla lo intento más de 1.000 veces y cuando un colaborador le pregunto si no se desanimaba a continuar le contesto que ya sabía unas cuantas formas que no funcionaban, ¡ya estaba más cerca de conseguirlo!

¿Eres de los que ven las cosas que pasan, explican lo que ha pasado o de los que hacen que las cosas sucedan?

Si mantienes la ilusión , si crees y te esfuerzas verás nuevas oportunidades, encontrarás amigos que te ayuden, como el niño de este vídeo encuentra ayuda cuando decide quitar un árbol del camino.