viernes, 18 de septiembre de 2015

No te busques excusas, no te engañes a ti mismo

El primer paso para un buen aprovechamiento del tiempo es saber a dónde te encaminas, que es lo que quieres y trazar el plan para llegar allí. El plan supondrá actividades, cosas que hacer y después la tarea parece sencilla, ir recorriendo el camino que hemos trazado.

Eso que parece tan fácil, como por ejemplo cuando quieres perder peso o ponerte en forma la tarea consiste en hacer ejercicio, como puede ser salir a correr. La hora de la verdad, el momento de hacer, llega, y puede ser que te de pereza y finalmente no hagas lo que tenías planificado. Como no quieres tener cargo de conciencia te lo explicas a ti mismo: hoy estás muy ocupado y no hay tiempo, hace muy malo, todavía no has comprado las zapatillas…
A veces no puedes esperar al momento perfecto y te tienes que atrever a saltar
Foto de Haceme un 14 - Desafiando la realidad
Lo mismo aplica para otras muchas cosas: estudiar ese examen, leer cosas en inglés, escribir esa carta un poco comprometida, llamar a un cliente, sacar la basura, fregar los platos… Cosas que finalmente hacemos si no nos queda otro remedio o que olvidamos igual que olvidamos el objetivo (perder peso).

Cada uno tiene sus automatismos para evitar hacer. Como ejemplo si tienes que estudiar en casa igual te vas a la tele, visitas la nevera o te pones con una asignatura más sencilla. Si estamos en público nos buscamos otras alternativas para que parezca que hacemos algo útil. Y la mayoría de las veces lo hacemos de forma inconsciente, sin darnos cuenta, nos dejamos llevar.

En ocasiones incluso nos engañamos a nosotros mismos, sabemos que tenemos que ponernos con ese proyecto, que tenemos que hacer la declaración de la renta y nos ponemos a ordenar facturas, a limpiar la nevera o cualquier otra cosa de menor importancia. Y eso que es probable que nosotros mismos hayamos decidido que lo más importante era lo que no estamos haciendo.

Seguro que todos los lectores tienen la experiencia de haberse quedado en casa todo un sábado por la tarde para estudiar y en realidad no haber estudiado ni cinco minutos, entretenidos en cualquier cosa. Lo bueno que tenían los exámenes es que cualquier opción resultaba atractiva.

El primer paso es ser consciente de nuestros automatismos, cada uno tenemos los nuestros. Puede que cada vez que enciendes el ordenador para trabajar lo primero que hagas sea ir a una página que disfrutas en lugar de hacer lo que tenías pensado hacer cuando encendías el ordenador (a mí me pasa de vez en cuando).

Como es un automatismo te vas en automático. Un truco es descubrirte y darte un momento, cinco segundos, para decidir si te vas a dejar llevar en automático y hacerte consciente de a dónde te lleva el dejarte ir.

Seguramente muchas cosas las pospones porque te parecen complicadas y cuando finalmente las haces son más fáciles o llevan menos tiempo del que tenías previsto al principio.

Una clave es ir trabajando la fuerza de voluntad, la autodisciplina, el ser capaz de guiarte en el camino que quieres seguir. Empieza poco a poco, no puedes empezar por levantar 100Kg, empiezas por 5Kg y vas subiendo conforme los músculos acumulan más fuerza. La voluntad es igual, no puedes empezar por estudiar todos los días 5 horas, empieza por cinco minutos y antes de abandonar, de ni siquiera intentarlo, date cinco segundos para pensar si te compensa posponer la tarea una vez más.


No te engañes a ti mismo y te pongas excusas para no hacer lo que sabes que quieres-tienes que hacer. Tienes la capacidad de elegir lo que vas a hacer en cada momento.

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