domingo, 10 de mayo de 2020

Encontrar el propósito


Esta semana mi hija me ha ayudado a reflexionar. Estamos en Irlanda, está haciendo la tarea que mandan en el colegio de Irlanda y no se encontraba muy motivada para hacerla (así que decidió no hacerla). Hemos venido unos meses, llegamos a principios de febrero y volvemos a España para empezar de nuevo el curso allí, no encontraba el sentido a hacer algo que desde su punto de vista no la aportaba para continuar el curso el año que viene.

Creo que las notas, los exámenes, la evaluación externa, nos hace perder la perspectiva, nos hace perder la ilusión por el aprendizaje, por lo que hacemos. Un niño mira con curiosidad, quiere aprender y matamos esa curiosidad, esa ilusión, cuando lo enfocamos en las notas, en la competición y no en el disfrute del descubrimiento.

Afortunadamente (especialmente para sus padres), parece que ha encontrado el sentido y la motivación. Todos tenemos derecho a desanimarnos de vez en cuando, hacer una pausa, observar hacia dónde vamos y decidir si queremos aceptar las consecuencias de no hacer (las del corto y las del largo plazo), que no siempre son fáciles de ver, sobre todo si no queremos mirar.

Y la importancia de disfrutar del camino, en este caso del aprendizaje, del descubrimiento de esta semana, de cómo fue la revolución industrial, con sus interpretaciones y de cómo ha ido cambiando la Unión Europea. Me alegro que haya encontrado ese disfrute, las notas solo motivan en el muy corto plazo.

Por mi parte aprendí tarde a leer, recuerdo como mi hermana, un año menor que yo, ya podía leer el periódico y yo no era capaz de leer la cartilla. Me pinchaban tratando de motivarme y no funcionaba. También recuerdo el momento en el que decidí aprender, mediados de agosto, encontré la motivación, y para cuando comenzó el curso a mediados de septiembre yo había hecho un gran progreso, porque la motivación me venía de dentro, no de las presiones o de las expectativas externas. La filosofía me interesa más desde que no tengo que estudiarla (no tengo examen) y leo por el puro disfrute de la reflexión.

Cada uno hace lo que quiere (y puede), bien porque quiere hacer eso, porque le gustan los resultados a los que lleva, porque se siente obligado, los motivos son diversos. Si no encontramos un motivo es difícil que queramos o decidamos hacer algo.

Hasta que no encuentro la motivación interna puede ser que trabaje, que avance en algunas cosas, a costa de un gran esfuerzo. En el momento que encuentro esa chispa interior, esa fuerza que nos acompaña, se me olvida el esfuerzo y las tareas fluyen solas.

Para algunos subir una montaña es el mayor de los castigos y para otros el mayor disfrute, en gran medida depende de cómo interpretemos lo que estamos haciendo, de cuáles son nuestros motivos.
Disfrutar del esfuerzo con propósito. Imagen de Free-Photos en Pixabay 
El motivo puede estar en la contribución. Ese sentimiento de contribución que ha hecho que muchos, ante una crisis como la del coronavirus, puedan estar dando lo mejor de sí mismos, siendo soporte de una sociedad que sufre, con esfuerzo, constancia e ilusión.

Encontrar los motivos, los objetivos, que son importantes para mí, ayudan a encontrar la energía, el foco y la constancia para continuar. Casi todos aprendemos a andar, a pesar de caernos muchas veces, porque encontramos la fuerza para perseverar: andar es importante y posible.

“Encontrar un objetivo claro que sea importante para ti”

Creo en la ley de la causa y el efecto. Qué unas causas, unas acciones, llevan a unos efectos. En función de cómo vivamos y cómo vayamos viviendo, así será nuestro futuro. En función de si hacemos ejercicio o no, estaremos en forma o no.

“El destino al que llegues depende del camino que recorras”

Para estudiar en casa o para teletrabajar, a distancia, sin una vigilancia externa, sin la clave del horario… es necesario encontrar el propósito, la motivación. La motivación que está en los motivos, no en frases de ánimo.

Sin esa motivación entramos en la apatía, sin ganas de hacer todo se convierte en esfuerzo y sacrificio, acabamos arrastrándonos para sacar el estudio o el trabajo adelante, olvidando la satisfacción del aprendizaje y el trabajo bien hecho, del que podemos sentirnos orgullosos y satisfechos.

“Encuentra tus motivos para avanzar con menos sacrificio”

Y menos sacrificio, hacerlo más a gusto, no significa falta de esfuerzo. El que disfruta de subir a la montaña se esfuerza y encuentran la satisfacción en ese esfuerzo, que entonces no es penoso. Dejemos la cultura de lo fácil, para llegar hay que esforzarse.

“Muchas veces, lo que merece la pena, supone esforzarse, que es distinto de sacrificarse”

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