domingo, 19 de julio de 2020

¿Estamos obligados a aprovechar nuestros talentos?

La parábola de los talentos del nuevo testamento tuvo un fuerte impacto en mi forma de encarar la vida. La interpreté como la obligación de aprovechar los dones o “talentos” que tenemos.

No está justificada la pereza, la vagancia, la falta de actividad. Totalmente en línea con lo que se nos vende en la sociedad, la acción sin límite, la falta de pausa, enfrascados en hacer, sin tener claro en ocasiones ni para qué se hace.

Siento que tengo muchos talentos y me he sentido responsable de aprovecharlos. No parecía tener derecho a descansar, a parar. Tenía anclada en la cabeza la frase “si quieres, puedes, tienes el talento suficiente”.

Esta cultura de esfuerzo, en la que sigo creyendo, me ha venido bien, me ha ayudado a conseguir muchos de mis objetivos. Pero como toda moneda tiene también su cruz, la dificultad de parar, la dificultad para desconectar.

El esfuerzo, derivado de la necesidad de aprovechar el talento, suele dar sus frutos, incrementa las posibilidades de obtener resultados y puede hacerte entrar en la espiral talento-esfuerzo-resultados.
La parábola de los talentos. Mateo (25,14-30)
Si siempre fuiste un estudiante ejemplar, de matrícula de honor, parece que tienes que seguir dando los mismos resultados brillantes. De esta forma entras en la espiral, atrapado en el esfuerzo que lleva a resultados.

Adicto a los resultados, con una nueva meta, seguirás esforzándote para conseguirlo de nuevo. Y las metas son infinitas. Después de tanto trabajo puedes tener cargo de conciencia por coger vacaciones.

Y el cargo de conciencia aumenta si tienes talento, se te da bien. Alguien me dijo que era una cárcel ser bueno y estar bien pagado en un trabajo que no te gusta. Atrapado en la trampa del talento, en la trampa de las expectativas, de las tuyas y de las de los demás.

Un sueño, unir la pasión al talento. Con pasión, el esfuerzo pesa menos, es más ligero, te nutre. No pretendo atacar el esfuerzo, sino encontrarle un sentido.

La sociedad nos presiona para ser Superman o Superwoman y nosotros se lo compramos. Ser super-profesionales, super-progenitores, super-amigos, etc; una vida llena de expectativas.

Te invito a bajarte del carro, a dejar de correr, abandonar las expectativas y disfrutar de tus dones, los que tienes y los que te trae la vida, fluir y descansar cuando lo necesitas, escuchándote sin dejarte arrastrar por lo que la sociedad, la cultura, dice que “deberías” estar haciendo.

Ahora es tiempo de vacaciones, puedes bajar de la espiral talento-esfuerzo-resultados. Es genial tener talento, si tu talento no se convierte en tu cárcel, en una trampa de actividad y de perfección.

3 comentarios:

  1. ¡Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.es
    Muy buen artículo Nacho. Me gusta mucho el enfoque que le has dado. De hecho, creo que la parábola trata también de inculcar el equilibrio. De los tres esclavos, dos reciben su aprobación: “Bien hecho!”, aunque consiguen diferentes resultados. El tercero, el malo, recibe desaprobación, no porque no consiguiera mucho (si tan solo hubiera dejado el dinero en el banco, habría escapado), sino porque no hizo nada. Así, la enseñanza que se puede extraer es que cada uno tiene SUS talentos, y lo importante es trabajar con ellos.
    Como bien dices, vivimos en la sociedad del postureo, en la que se ven los resultados, pero no los esfuerzos implicados. Si no nos comparamos y trabajamos con equilibrio con lo que tenemos, estaremos satisfechos.
    ¡A disfrutar de esas vacaciones!
    ¡Saludos desde Las Palmas de Gran Canaria!

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    1. Gracias Jair por tus reflexiones. Gran sitio las Palmas de Gran Canaria

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  2. Gracias! De verdad muchas gracias por éstos artículos. Vengo de leer otro artículo del blog y la verdad, han sido un bálsamo para mi mente y mi espíritu. Estoy en cuarentena en casa y ciertamente lejos de descansar me la he pasado ansiosa, mal-durmiendo corroída por la ansiedad de que hay muchos pendientes pero ni descanso ni hago nada. Pero por fin, me rindo! Agradeceré que tengo un trabajo al cuál volver y me dedicaré a descansar; porque honestamente lo necesito (si regresara hoy volvería más cansada que si hubiera ido a trabajar éstos días). Al fin y al cabo "a cada día corresponde su propio afán".

    Un abrazo y los mejores mejores deseos desde México!

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