A veces lo que escribo aquí no es tanto un consejo como un autoconsejo, una reflexión que espero te sirva y me sirva. Esto también me pasa: llego a final de año con la agenda llena de actividades, obligaciones y también de cosas que realmente me apetecen… y así termino metido en una carrera casi automática, sin la consciencia ni los espacios para parar, descansar, reponer y volver con la energía (y el humor) que me sienta bien.
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| La carrera de fin de año: llena de pendientes laborales, entre regalos y comidas (que no sé si son obstáculos a salvar o paradas de avituallamiento) |
El
final de año es, para muchos, una época de ajetreo continuo. En el trabajo toca
cerrar proyectos, cuadrar temas pendientes, presentar informes, preparar
presupuestos para el año siguiente. Y en la parte social… quedadas,
reencuentros, celebraciones, comidas de empresa, regalos, luces, ruido. La
mezcla perfecta para andar corriendo de un lado a otro con el piloto automático
puesto.
Entre
tanto movimiento es fácil perder de vista lo esencial: qué es lo que realmente
te recarga. Porque quedar con amigos puede darte mucha energía… salvo cuando lo
conviertes en una obligación más en medio de la vorágine.
Por
eso, mi plan, de momento, es hacer el plan. Parar y recoger todo lo que
“quiero/tengo” que hacer. Luego decidir qué de todo eso directamente no voy a
hacer, aunque quede bonito en la lista. Si a mi cuerpo y a mi ánimo no les
sienta bien hacerlo todo, será mejor dejar algo fuera. Me gusta comer, pero no
me sienta bien comerlo todo; a veces se me olvida, pero aplica igual para la
agenda. Después, priorizar lo que quede y empezar por lo importante: si al
final falta tiempo, al menos no habré dejado lo importante sin su tiempo. Y,
sobre todo, planificar no solo tareas, sino también los espacios de descanso y
recuperación.
Por si
te sirve, aquí van mis pequeñas recomendaciones para sobrevivir al final de año
con dignidad y con energía (yo me las voy a aplicar):
- Ten claro lo que quieres/tienes que hacer. Un plan visible te ayuda a no perder el hilo y a aprovechar los momentos, tanto para producir como para disfrutar. Y a no olvidarte de lo importante.
- Encuentra espacios para el descanso y la recuperación. Es difícil sentirse bien si estás todo el rato a tope.
- Escoge desde dónde haces las cosas. Desde el gusto y la apetencia o desde la obligación: en un caso la energía sube, en el otro suele bajar.
- Escucha a tu cuerpo. Si necesitas descansar, no metas más en la agenda. Suena bien eso de descansar, ¿verdad?
- Después del ajetreo, reserva un espacio de recuperación. No llenes tanto las Navidades que pierdas la conexión contigo mismo entre tanta conexión exterior.
Ojalá
este final de año, para ti y para mí, sea un poco más consciente, un poco más
lento y bastante más amable.
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Me ha gustado , pues refleja también mi sentir y apuesta personal de este año.
ResponderEliminarPej, a mi me apetece pasar la cena y uvas de fin de año sin gente ni bullicio … y aunque cuesta ir a contra corriente, creo que me va sentar genial …
Gracias x las reflexiones.