No
es fácil ser consciente, hacernos responsables, sentimos que es mejor vivir
anestesiados, echando balones fuera, haciendo culpables a los demás de nuestra
situación, de nuestros resultados.
La
consciencia supone el dolor de la lucidez, saber que depende de ti, ver lo que
te gusta y también lo que no te gusta de tus actuaciones, de tus elecciones.
Es
más fácil vivir en automático, lo que nos toca, sin plantearnos que tenemos
opciones, que podemos elegir. Y la vida va pasando, los años vuelan en una
jaula de oro que nosotros mismos hemos creado. No decidir también es elegir,
puedes elegir sobrevivir o supervivir, haciéndote
responsable.
Hacerte
consciente es una elección que te lleva de dejar pasar la vida a vivirla,
hacerte presente. No es cuestión de estar todo el día dando vueltas a la
cabeza, es cuestión de no esconder la cabeza, no ocultarnos nuestros sentimientos
y nuestros problemas. Si no te gusta tu trabajo puedes esconder la cabeza y no
planteártelo, seguir tirando, o hacerte consciente y elegir. Puede ser que la
mejor elección sea seguir donde estás o puedes que no, tú decides ¿Quieres ser
protagonista de tu vida?
¿Escondes la cabeza? Foto de jlmaral |
Lo
mismo que en el trabajo aplica para estudios, relaciones de pareja, sitio donde
vives… Si tú no decides alguien decidirá
por ti, o las circunstancias decidirán. Igual te despiden (y te despiertas)
o lo que puede ser peor no lo hacen, tu pareja decide que no quiere seguir
contigo… Pueden pasar tantas cosas ¿Tu qué quieres que pase? ¿Qué estás
dispuesto o dispuesta a hacer para que suceda?
Tiene
que ver con ser proactivo, decidir, escoger. No
eres dueño de lo que te pasa pero si de cómo respondes a lo que te pasa. Por la
mañana te puedes encontrar un atasco y eliges cabrearte o poner música,
consciente o inconscientemente, y decides cuanto te va a durar el cabreo, si
todo el día o te vas a olvidar del atasco. Esta simple decisión puede marcar tu
día y tu relación con los que te encuentras.
No
somos esclavos de lo que pasa, vamos marcando nuestro camino, aunque no
elegimos lo que pasa si influimos en ello, tenemos responsabilidad (habilidad
para responder) aunque no siempre la empleemos.
Descubrir
o volver a encontrar nuestra pasión.
En el trabajo puedes perderte con los procedimientos, las obligaciones o
recordar que es lo que te apasionaba cuando empezaste, en mi caso compartir con
los alumnos, ayudar a aprender, acompañar en el camino. Puedes redescubrir tu
relación de pareja, conectar de nuevo con los amigos, con la familia. Busca y
encuentra tus razones.
Puedes
elegir, siempre puedes elegir como quieres vivir a partir de ahora, eres dueño
de tu destino. Como ayer compartían unos amigos puedes decidir vivir despeinado
como Mafalda en el siguiente video.
Gracias Nacho. Me viene estupendo leerte en esta entrada. Un abrazo
ResponderEliminarLuis Antonio
Me alegro ;-) por mi parte también me lo voy aplicando
EliminarOtra fórmula es cortase hasta que no te despeines... a mi me funciona ;-)
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