Mostrando entradas con la etiqueta energía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta energía. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de noviembre de 2024

Busca lo que te da energía

Estoy lleno de energía por los distintos comentarios que me habéis aportado en respuesta a mi entrada anterior. Las vías de comunicación son muchas, LinkedIn, Facebook, Whatsapp y la tradicional presencial, donde he recibido mucho apoyo para continuar. Me encanta poder establecer un minidiálogo con cada uno.

Alguien me recordaba que el reto no tiene que ser la publicación semanal, sino disfrutar con ella. Disfruto cuando escribo y estoy satisfecho cuando publico, aunque hay veces que me cuesta ponerme. Encuentro energía sabiendo que alguien lo lee, que algo aporto con lo que escribo. Además de encontrar esa energía, me supone satisfacción, alegría e impulso para seguir haciéndolo.

Suelo contar como chiste que, aunque soy deportista, lo que me gusta es haber ido al gimnasio no el ir al gimnasio; ir me gusta y me cuesta a partes iguales. Me gusta el resultado, también disfruto esforzándome en el ejercicio, eso sí, una vez que he empezado, que es lo que más me cuesta. Encuentro la energía al conocer el premio del futuro bienestar, cuando estás en la ducha y te sientes bien.

Llevo más de 10 años escribiendo sobre cómo vivir tu tiempo, que es la vida. Unos 20 dando formaciones de gestión del tiempo. Y tengo claro que realmente el tiempo no se puede gestionar, simplemente va pasando, lo que podemos gestionar es lo que hacemos en ese tiempo y la gestión de nuestro nivel de energía. Tiempo, actividades y energía unidos.

Gestión del tiempo, de las actividades y la energía para estar satisfechos, con lo que hacemos y con lo que hemos hecho. Si elegimos bien lo que hacemos encontraremos más: energía, concentración, creatividad, los resultados que queremos y mayor rendimiento de forma relajada; evitando: el estrés, el esfuerzo excesivo que nos lleva a cansancio y enfados.

Volviendo a la energía, para hacer lo que quieres tienes que encontrar esa energía que te impulsa, que te da claridad y te empuja a avanzar en la dirección que tu quieres. Saber que lo que escribo se lee, me impulsa a seguir, me anima cuando tengo menos ganas, cuando me resulta un poco más complicado, me da energía.

Puedes encontrar energía en el descanso, durmiendo lo suficiente y parando cuando es necesario; en personas vitamina de las que habla Marian Rojas Estapé, con las que estas a gusto y te nutren; en el ejercicio, en la naturaleza y en la buena comida.

Mi fuente de energía hoy

Hoy he tenido un buen día, de los que dan energía. Paseo con buena gente por el campo, con amigos. Conectar con la naturaleza y disfrutar de la compañía recarga el alma y el cuerpo. Almuerzo bien acompañado y siesta reparadora. Puedo decir que he hecho un pleno (naturaleza, amistad, ejercicio, descanso y comida), así que empiezo la semana con los depósitos a tope.

Busca tus fuentes de energía para hacer lo que quieres hacer, para vivir la vida que quieres vivir, para vivir tu tiempo, el que tienes, el que tenemos cada día.

Si quieres ver cuando publico una nueva entrada, puedes seguirme en LinkedIn. Pulsa aquí

martes, 27 de febrero de 2024

Suéltate y vuela

¿Alguna vez has sentido que estás arrastrando una cadena pesada que te impide avanzar libremente? Esa sensación de estar encadenado a algo que te pesa, que te limita y te consume lentamente. En ocasiones, estas cadenas no son de metal, sino de emociones complicadas que atan nuestra mente y corazón. Hoy quiero hablarte sobre una de esas cadenas emocionales: las relaciones que ya no nos nutren, pero que nos cuesta dejar ir.

Hace años que tengo una relación con un amigo, hemos hecho cosas juntos, nos hemos apoyado, teníamos intereses e ilusiones comunes. Nos entendíamos bastante bien. Era alguien a quien valoraba y todavía valoro. Sin embargo, con el tiempo, algo cambió. Nuestra comunicación se volvió superficial, los intereses e ilusiones ya no son tan comunes, no siento que la relación fluya y cuando nos juntamos acabo cansado, sin energía.

Hoy, comentándolo con mi hijo Juan, ha hecho una metáfora muy certera. Es como si estuviera arrastrando una bola de hierro atada a mi tobillo. Como si algo me mantuviese atado al suelo y no me dejase volar, que es lo que yo quiero.

Intenté mantener la relación a flote, pensando que quizás era solo una fase pasajera, que todo volvería a ser como antes. Pero la realidad era otra. Cada interacción se volvía más agotadora, más difícil de sostener. Me di cuenta de que esta relación ya no me estaba nutriendo, sino que me estaba lastrando. Estaba impidiendo mi crecimiento personal, absorbiendo mi energía y limitando mi capacidad para conectar con otros.

Llega el punto en el que tengo que ser honesto conmigo mismo y reconocer que seguir aferrándome a esta relación me está causando más daño que bien. Tomar la decisión de dejar ir una relación no es fácil. Dejar ir a alguien a quien has apreciado y con quien has compartido tantos momentos duele. Pero a veces, la única forma de liberarte, es soltar lo que te está reteniendo, aunque eso signifique enfrentar el dolor de la pérdida.

Aprender a dejar ir es un proceso doloroso pero liberador. Nos permite abrir espacio para nuevas conexiones que nos nutran y nos hagan crecer. Nos enseña que es importante priorizar nuestra propia felicidad y bienestar, incluso si eso significa alejarnos de personas que alguna vez fueron importantes para nosotros. Porque al final del día, nuestra salud emocional y nuestro crecimiento personal está en juego.

Así que, si te encuentras en una situación similar, si sientes que estás arrastrando una cadena que te impide avanzar, te animo a que te des permiso para soltarla. Permítete liberarte de relaciones que ya no te compensan, por más difícil que sea. Confía en que al dejar ir lo que te pesa, estarás abriendo espacio para nuevas oportunidades y conexiones que te llevarán hacia adelante en tu camino hacia la felicidad y el crecimiento personal.

domingo, 3 de septiembre de 2023

La importancia de los comienzos

Esta mañana al levantarme tenía muy claro que es lo que quería hacer. Aun teniéndolo claro, a veces me despisto. He encendido el móvil, he pasado por el Whatsapp y sin darme cuenta estaba jugando, no he podido resistir el impulso.

Bueno, “serán cinco minutos” me he dicho. Es increíble la capacidad de autoengaño que tengo, supongo que todos tenemos. Me he enganchado con un juego bastante simple, que hasta me da vergüenza y ha pasado una hora y cuarto.

Después me he entretenido con otras cosas, al fin y al cabo, es domingo. Para cuando he puesto conciencia, había pasado bastante más tiempo. No pasa nada, siento una pequeña sensación de culpa, me digo “¡Otra vez!” y puedo hasta enfadarme un poco conmigo mismo. Nada de esto ayuda, lo que quería que estuviese hecho no se ha hecho solo ¡Vaya sorpresa! Las cosas avanzan si las dedicamos tiempo.

Afortunadamente, me he recuperado y ahora estoy escribiendo este post. Aunque debería estar revisando un artículo, que me cuesta más, y después escribir el post. Creo que esto me ayudará a coger impulso y continuar. Otra forma de autoengaño, siento que hago algo que tengo que hacer evitando lo importante, que me cuesta. Al menos no sigo entretenido con el móvil, un gran ladrón de tiempo.

Es clave como empezamos el día, la jornada de trabajo, la semana o el curso. Si nos despistamos al empezar podemos tardar en recuperar la concentración y la dedicación a aquello en lo que queremos avanzar.

Tener claro que queremos hacer y conseguir, aunque no siempre esto es suficiente. Mantener la atención, darnos cuenta si nos desviamos. Poder recuperar el foco en lo que queremos hacer y empezar.

Si lo posponemos, si nos resistimos, es posible que después sea más difícil ponernos. La resistencia va creciendo hasta que nos ponemos y una vez que nos ponemos la resistencia disminuye y es más fácil continuar.

“Si vences la resistencia inicial después todo es más fácil”

Superar la barrera de la pereza, especialmente al comenzar el día, la semana, el año o el curso. La primera ley de la inercia dice que “un cuerpo en reposo permanecerá en reposo a no ser que se le aplique una fuerza”, no nos pondremos en marcha a no ser que venzamos la inercia inicial (la pereza). Una vez en marcha es solo continuar, también la primera ley dice que un cuerpo en movimiento sigue ese mismo movimiento a no ser que se le aplique una fuerza.

Hay caminos que nos llevan a buenos sitios, aunque cueste recorrerlos. Normalmente sabemos cuales son los caminos, sabemos como conseguir los resultados que queremos, que debemos hacer, aunque a veces cueste.

Si empiezas es posible que acabes e incluso que generes buenos hábitos. Te invito a reflexionar sobre ¿Cuál es un buen comienzo para tu día? ¿Cuál es un buen comienzo para la vuelta de vacaciones?

Con un buen comienzo el resto del día es más fácil. Cada día es un nuevo comienzo. Momento de parar y dejarse sentir que comienzo nos va bien, cómo me gustaría empezar el día y qué es lo que me va a sentar bien haber hecho al final del día.


domingo, 28 de febrero de 2021

Falta la energía y no el tiempo

No es cuestión de tiempo. Muchas veces “¡¡¡No tengo tiempo!!!” es una excusa que nos ponemos. Todos los días tenemos 24 horas, vivimos en el tiempo, con el tiempo. El tiempo es vida.

Cuando “no tenemos tiempo” para algo me pregunto si el problema no es otro. Es increíble lo que conseguimos hacer en una hora con la idea clara de lo que queremos y la motivación adecuada.

Cuánto tiempo se nos escapa entre actividad y actividad, revoloteando antes de dar el siguiente paso. De dónde vienen las dudas, de dónde la pereza, por qué cuesta tanto empezar.

Hay veces que la clave no es la gestión del tiempo, es la gestión de la energía ¿Cómo estás de energía hoy? Si no tienes energía ¿Dónde la vas a encontrar?

El conejo de Duracell, paradigma de la energía que dura y dura...

Cada uno cargamos pilas de una manera. Unos cargan energía subiendo a una montaña, otros sienten pereza solo de pensarlo. Algunos cargamos las pilas fuera de casa (menuda faena con el confinamiento), otros acurrucados en el sofá. Estar con gente te puede dar o quitar energía, depende de con quién pases el rato. Puede que dormir mucho te recargue o puede que dormir demasiado te deje hecho polvo.

Encuentra tu manera de enfocar el día con la energía adecuada, encontrar la energía para cada actividad que empiezas y quieres. Muchas veces la energía estará en la ilusión, en la motivación (encontrar el motivo para la acción), el propósito.

Puede que te de energía pasarte horas jugando al ordenador o puede que ese sea tu sumidero de energía, tu escape porque no te motiva lo que haces. Puede que el trabajo te deje agotado o puede que salgas con más energía de él. O puede ser solo parte del trabajo la que te de energía y otra parte la que te la quite.

Soy profe y cada clase es como un chute de energía, me encanta. El trabajo burocrático, por otra parte, me chupa la energía. Los exámenes me quitan más energía como profesor que cuando era alumno.

Lo que te gusta, lo que disfrutas, normalmente te da energía. Por eso, para unos, hacer ejercicio les descansa y a otros les agota. En muchas ocasiones encontrar la energía está en la dosis, en la cantidad de clases, de ejercicio.

Es curioso como los niños agotados de repente reviven y están corriendo, lo he visto muchos años en campamentos, llegando de una marcha en la que no podían dar un paso más y a los cinco minutos estaban con el balón. Mi hija, con 8 años, me dio la clave, me dijo “los niños tenemos dos bidones de energía, uno para lo normal y otro para las cosas que nos gustan”. Ese es el bidón de repuesto.

Me doy cuenta de que hay días en los que, aunque no tengo nada en la agenda, no encuentro el momento para nada. Realmente, lo que no encuentro es la energía para ponerme y me puedo distraer con cualquier cosa. Es muy fácil que la mañana pase sin hacer nada, incluso sin darme cuenta.

Te deseo que encuentres la energía para hacer lo que te apetece o te toca ¿Ya sabes que es lo que te da energía? Me encantará saberlo si pones un comentario. A cada uno lo suyo.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Tener demasiadas opciones puede paralizar o ralentizar


Nuestra sociedad vive obsesionada con las opciones, con el por si acaso, con dejar puertas abiertas, con el miedo a no tener vuelta atrás.

Está el viejo dicho castellano de “no poner todos los huevos en la misma cesta”, no vaya a ser que tropieces y se rompan. Por otra parte, podemos encontrar la pregunta de ¿cuántas cestas puedes llevar?

Probablemente, a lo largo de nuestra carrera y nuestra vida, nos vamos encontrando muchas posibilidades, pueden ser fuentes de ingreso, actividades que nos gustan, compromisos en los que nos vamos metiendo y un largo etcétera. Y así repartimos nuestra energía.

Hablo por experiencia, soy una persona que se ilusiona con facilidad, que enseguida tiende a decir sí a nuevos proyectos (o posibilidades) y de repente me encuentro abrumado ¿te suena? Estoy aprendiendo a esperar antes de decir sí y a poder dejar ir alguna cosa, aunque me guste.

Es como estar en un buffet libre, donde puedes comer sin parar, probablemente si comes todo vas a tener un buen empacho. La vida es un poco como un buffet, donde tienes que ir escogiendo que vas a comer (hacer), donde quieres poner tu energía.

Y mientras te mantienes con muchas opciones, con muchas puertas abiertas, la energía se pierde por esas puertas, sin foco acabas por no avanzar de verdad en nada. En ocasiones es como quedarse paralizado a la hora de comprar un móvil porque hay demasiados en el mercado y decidirte por uno es perder todos los demás.

Hay un momento para generar opciones, posibilidades, generar ideas. El modo visionario (tener una visión) que nos permite ver dónde queremos llegar y cuál puede ser el camino.

Otro para elegir, en el que reflexionas sobre cuál es la mejor opción, piensas con la cabeza, escuchas como te hace sentir, ves que te dice tu cuerpo y eliges. No te paralices antes las opciones, si te obsesionas con escoger la mejor puedes quedar inmóvil, la cuestión es escoger una opción que sea buena para ti en este momento, que sea real, accesible, sin caer en la trampa del perfeccionismo.

Demasiadas puertas abiertas - dibujo de Leyre Fontaneda

Elegir va de cerrar puertas, para poder poner el foco en la que has escogido atravesar. Demasiadas puertas abiertas despistan.

El tercer paso es comprometerte con lo decidido, no desperdiciar energía pensando lo que podría haber sido con otra opción. Poner todas tus fuerzas en lo decidido y avanzar. Vivir lo que tienes entre manos, estar aquí y ahora.

Quemar las naves, como cuentan que hizo Hernán Cortes, para que no podamos darnos la vuelta, para que la única salida sea luchar y vencer, para conseguir el compromiso total con la decisión.

Quizá no haga falta ir tan lejos, pero hay muchas cosas que no salen adelante por falta de compromiso y perseverancia. Si decides hacer algo pon en ello tu energía y hazlo lo mejor que puedas (¡y no más!, que a veces nos pasamos de autoexigentes).

Con esto no quiero decir que no puedas cambiar de opinión, el problema es si estás todo el día cambiando el foco, todo el día rumiando cual podría ser la mejor opción, en lugar de comprometerte con la acción, con hacer avanzar lo decidido.

miércoles, 24 de junio de 2015

Elige vivir tu tiempo

Tener la posibilidad de elegir puede generar estrés, puede paralizar y bloquear. El miedo a la opinión de los demás, a las críticas, por faltar a un evento al que te sientes obligado puede generar una gran desazón. Si tienes varias cosas que podrías hacer es una suerte poder escoger, partiendo de la autoconfianza y sintiendo la libertad de elección

Cuando tienes más de una opción apetecible y no puedes hacer todo, puedes elegir sufrir la elección, fijarte en lo que vas a dejar de hacer o incluso quedarte meditando que hacer para no hacer nada o puedes decidir, ELEGIR y disfrutar de la elección que te apetece, te lleva a un sitio mejor o vas a disfrutar más.
Dejar puertas abiertas, no cerrarlas, es un sumidero de energía. El enfocarnos en lo que podemos perder más que en lo que podemos ganar nos paraliza y el dejar puertas abiertas dispersa los esfuerzos.

Una forma de generar foco es “quemar las naves”, elegir y no dejar la posibilidad de vuelta atrás, lo que nos enfoca en el objetivo y nos hace persistir. Cómo cuando un general quema las naves al desembarcar en territorio enemigo de forma que sólo queda la victoria o la muerte. No cabe la opción de derrota, no cabe la duda ante la dificultad de volver atrás.

En el clásico de Napoleón Hill “Piense y hágase rico” se nos invita a escoger un objetivo concreto y centrar toda la energía, fuerza de voluntad y esfuerzo para conseguirlo. Sin vuelta atrás, ganar o perecer en el intento.

Si no eliges los demás, la sociedad, elige por ti. Te encontrarás haciendo cosas que no te apetecen, que no te llevan a dónde quieres ir. Si te dejas llevar por los demás no tendrás un deseo propio.

La capacidad de elegir nos hace libres. Igual que ejercitamos los músculos para poder andar, la capacidad de elección se ejercita y si no la empleamos se pierde, como cuando nos escayolan y estamos una temporada sin andar tenemos que hacer rehabilitación, empezar por pequeños pasos. Si te cuesta elegir empieza por pequeños pasos, pequeñas elecciones.

Podemos elegir no sólo lo que vamos a hacer, también con quien nos relacionamos, la actitud con la que vamos a hacer cada cosa. Podemos elegir empezar el día enfadados, de mal humor, con actitud pesimista o elegir al levantarnos reír, disfrutar, perdonar y saborear tu tiempo. Elige vivir tu tiempo.